Por Hugo Guerra, publicado en Expreso

Se ha instalado entre los peruanos la creencia de que todo ha vuelto a la normalidad y que la crisis política ya desapareció. Pero nada más falso que ello.

En muros urbanos y carreteras han aparecido pintas convocando a una “tercera” toma de Lima; hoy varias provincias de Puno entran en huelga indefinida, en las redes sociales los cómplices de la subversión y el terrorismo anuncian una gran asonada para julio; y, hasta hoy no se ha izado el pabellón nacional en Desaguadero, mientras desde Bolivia no paran de alentar al separatismo, aparte de seguir robándose el oro peruano extraído en La Rinconada para intentar paliar su debacle financiera.

En tanto el esquema sedicioso se prepara, en Lima se ha producido algo que en las redes sociales han expuesto con realismo: mientras en Ecuador el presidente Lasso decretó la “muerte cruzada” según la cual caen Ejecutivo y Parlamento, en el Perú se ha instalado la “sobrevivencia cruzada” entre el frágil gobierno de Boluarte y el Congreso totalmente desacreditado.

Si no comete alguna torpeza mayúscula, y si logra capear a la subversión sacrificando nuevamente a la policía y a las Fuerzas Armadas, Dina llegará en palacio hasta el 2026. Eso puede aportar relativa tranquilidad y continuidad, pero a costa de dejar que el país solo siga flotando en sus miserias. No hay por parte del Ejecutivo un solo esfuerzo de reactivación económica mayor salvo la mediocridad del plan “Con Punche Perú”; el gasto corriente sigue elevándose irresponsablemente; la inversión pública se ha contraído; la inversión privada extranjera es largamente negativa; la pobreza ha crecido en dos puntos porcentuales en un año; y las únicas megaobras en curso son las que vienen de atrás: los aeropuertos de Lima y Chinchero, el puerto de Chancay y la Línea 2 del Metro.

Institucionalmente el Ministerio Público (salvo la Fiscalía de la Nación) ha caído en el desprestigio total, lo mismo que la Junta Nacional de Justicia; el Congreso mayoritariamente ha perdido el rumbo moral; la PNP sigue sin reorganizarse pese a la arremetida de la inseguridad ciudadana; las FF.AA. no tienen un verdadero ministro de Defensa; y en el frente externo siguen los ataques mal respondidos del Foro de Sao Paulo.

Encima es muy posible que la nueva mesa directiva del Congreso caiga en manos de la izquierda, con lo cual estaremos en francos problemas. De modo que a despertar, la lucha continúa.