El alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, canceló su participación en la Audiencia General del Papa Francisco prevista para el 17 de septiembre en Roma y adelantó su retorno a América. Según documentación diplomática, el burgomaestre decidió no asistir al evento y trasladarse a Washington para seguir de cerca el proceso judicial que enfrenta la Municipalidad de Lima contra la constructora Odebrecht por los contratos de peajes en la capital.

De acuerdo con una nota verbal enviada el 16 de septiembre, el alcalde ya no formaría parte de la delegación acreditada ante la Santa Sede, pese a que tenía pases confirmados por la Prefectura de la Casa Pontificia. El viaje de retorno se concretó al día siguiente, cuando López Aliaga tomó un vuelo desde Roma con destino a Miami, interrumpiendo abruptamente su agenda en Europa.

El funcionario llevaba consigo dos obsequios simbólicos para entregar al pontífice: las llaves de la ciudad de Lima y un “Varayoc” andino, emblema de autoridad en las comunidades tradicionales del país. Sin embargo, estos presentes quedaron bajo custodia de la Embajada del Perú en Italia, a la espera de que puedan ser entregados en una futura ocasión.

La decisión se produce en medio de especulaciones políticas sobre el rol de la delegación peruana en el Vaticano. Versiones difundidas en algunos medios indicaron que la disposición del protocolo buscaba reducir la visibilidad del alcalde limeño, lo que habría motivado la cancelación de su asistencia.

Pese a este episodio, López Aliaga mantiene su condición de figura política de proyección continental y su participación en el litigio contra Odebrecht refuerza su agenda en torno a la lucha contra la corrupción en Lima. La posibilidad de un encuentro directo con el Papa queda ahora abierta a una futura oportunidad, con la expectativa de que se realice en un marco institucional distinto.