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Padre relata el angustiante momento en que creyó haber perdido a su familia en el Real Plaza Trujillo

Publicado el 25 de febrero de 2025

Alfredo Beltrán y su familia vivieron una verdadera pesadilla la noche del colapso del techo en el patio de comidas del Real Plaza Trujillo. Él había dejado a su esposa y sus tres hijos sentados en el centro del área mientras se acercaba a recoger la comida. Apenas dio unos pasos, escuchó un estruendo similar a una serie de explosiones. Al girar, vio con horror cómo el techo se desplomaba sobre las 200 personas que estaban en el lugar, incluidos su esposa e hijos.

 

Entre la desesperación y el miedo, intentó abrirse paso entre los escombros, pero la estructura caída y la multitud aterrada lo hicieron imposible. Mientras socorría a otras personas atrapadas, no dejaba de gritar los nombres de sus hijos con la esperanza de encontrar alguna señal de ellos. En medio del caos, cayó de rodillas y pidió a Dios que le diera fuerzas para sobrellevar lo que fuera.

 

Quince minutos después, recibió un mensaje de su esposa: ella y dos de sus hijos estaban vivos, atrapados bajo una mesa que, por un golpe del destino, quedó protegida por la estructura caída del techo. Sin embargo, su hijo de seis años estaba desaparecido. El pequeño había corrido en dirección a su padre en el momento del derrumbe y desapareció entre los escombros.

 

La angustia se convirtió en alivio cuando un repartidor le informó que había visto a un niño arrastrarse hacia la salida en dirección a los baños. A pesar de una fractura en el pie, el niño había logrado escapar. Cuando Alfredo llegó al lugar y escuchó que llamaban a un niño por su nombre, sintió un último estremecimiento de miedo antes de confirmarlo: era su hijo.

 

Después de 30 minutos de incertidumbre, la familia logró reunirse. Aunque sufrieron heridas y fracturas, pudieron regresar juntos a casa. Sin embargo, el impacto emocional ha sido devastador. Sus hijos despiertan cada noche aterrados, llamando a sus padres, y el recuerdo de lo sucedido sigue presente en cada uno de ellos.

 

Alfredo, arquitecto de profesión, no solo lamenta lo vivido, sino que cuestiona la seguridad del establecimiento. “La negligencia nos ha hecho pasar la peor pesadilla de nuestras vidas”, expresó. Asegura que los protocolos de emergencia no funcionaron y que tuvo que pagar los gastos médicos de su familia sin recibir apoyo. Aunque agradece haber podido abrazar a sus hijos nuevamente, sostiene que ningún dinero podrá reparar el daño emocional que han sufrido.

 

 

 

 

Fuente: CanalB

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