El puerto de Chancay, proyectado como un motor económico que podría aportar hasta el 0,9% del PBI peruano en 2025, enfrenta una paradoja: el crecimiento de la inversión pública en la ciudad no ha seguido el ritmo de las demandas que genera este megaproyecto.

En 2024, la municipalidad recibió S/49,7 millones, de los cuales S/13 millones se destinaron a infraestructura urbana, con una ejecución del 64% a menos de cinco semanas para finalizar el año.

A pesar del aumento en los recursos municipales desde 2017, cuando el presupuesto anual era de S/29 millones, las necesidades básicas de la población permanecen desatendidas. Según el Plan de Desarrollo Urbano de Chancay 2024-2034, el 29% de las viviendas carecen de agua potable y el 38,7% no tiene desagüe.

Además, el 69,7% de los hogares no cuenta con acceso a internet, y nueve de cada diez colegios presentan condiciones inadecuadas según los estándares educativos.

De las 27 obras previstas para este año, nueve aún no han iniciado, incluyendo proyectos clave como la creación del servicio de transitabilidad en asentamientos humanos. Esto resalta una brecha de gestión y ejecución que preocupa ante el incremento poblacional estimado: se proyecta que el número de habitantes pase de 65,127 a 216,033 en 2034.

Karla Gaviño, experta en gestión pública de la Universidad del Pacífico, enfatizó la urgencia de dotar a Chancay y a distritos vecinos de herramientas para enfrentar este crecimiento. “La municipalidad debe estar preparada para una mayor demanda de servicios, desde seguridad hasta hospitales y colegios. Este desafío requiere un esfuerzo conjunto liderado por el Ejecutivo”, señaló.

Con los retos que plantea el desarrollo del puerto y la limitada capacidad actual, el gobierno local y nacional deberán priorizar una planificación estratégica que aborde las carencias de infraestructura y servicios básicos. La transformación de Chancay en un polo logístico de relevancia global no puede darse a costa del bienestar de su población.