A dos meses de la inauguración de los puentes modulares provisionales que facilitan el acceso al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, la nueva ruta se ha convertido en un verdadero caos para los viajeros.

Un recorrido revela que los pasajeros pueden demorar hasta dos horas en recorrer una distancia que normalmente tomaría solo minutos. Este extenso tiempo de espera se debe a una serie de factores que complican el tránsito.

La congestión del tráfico es uno de los principales problemas. La falta de señalización adecuada y la ausencia de semáforos en puntos críticos han agravado la situación, dificultando el flujo vehicular. Los viajeros se ven obligados a lidiar con un panorama de autos inmovilizados, lo que genera un estrés adicional en un momento ya de por sí complicado.

Otro elemento que contribuye a esta odisea son los camiones de carga pesada que transitan por la zona. Su alta presencia en las nuevas rutas de acceso no solo agrava la congestión, sino que también plantea serias preocupaciones sobre la seguridad. La escasa presencia policial en la zona genera una sensación de desprotección para los conductores y pasajeros, quienes se sienten vulnerables en medio del desorden.

La improvisación en las rutas alternas también ha sido un factor determinante. Muchos conductores se encuentran con sorpresas inesperadas al tratar de acceder a los puentes, lo que provoca un efecto dominó de confusión y frustración. Esto se traduce en un aumento en la posibilidad de accidentes y en el riesgo de que los viajeros pierdan sus vuelos, debido a la falta de planificación y coordinación por parte de las autoridades responsables.

A medida que la demanda de transporte hacia el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez continúa creciendo, es imperativo que las autoridades tomen medidas inmediatas para abordar estos problemas. La seguridad y la eficiencia en el transporte son esenciales para asegurar una experiencia de viaje adecuada y mejorar la imagen del principal aeropuerto del país.

La situación actual pone de manifiesto la necesidad de una solución estructural para evitar que los viajeros se enfrenten a un caos innecesario en su camino hacia el aeropuerto.