El más reciente mapa del Comando Sur de Estados Unidos muestra un notable incremento de fuerzas aéreas y navales en el Caribe y el Atlántico. Según la información difundida, al menos 13 embarcaciones militares de guerra y 48 aeronaves de combate se encuentran listas para operar en la región, lo que ha sido interpretado como una señal de presión creciente hacia el gobierno de Nicolás Maduro.

Entre los activos desplegados figuran destructores con capacidad para lanzar misiles Tomahawk, buques anfibios que transportan marines, así como un portafolio de aeronaves que incluye cazas F-35, bombarderos estratégicos B-52 y drones de vigilancia y ataque. Además, la Guardia Costera estadounidense ha reforzado su presencia con naves rápidas para operaciones especiales.

El despliegue también contempla el empleo del buque MV Ocean Trader, identificado como base móvil de operaciones especiales y drones. Con ello, el Comando Sur busca asegurar movilidad estratégica y capacidad de respuesta inmediata en caso de un escenario de confrontación.

Washington no ha emitido una declaración oficial sobre un eventual operativo militar contra Caracas; sin embargo, analistas consideran que este movimiento es una advertencia directa al régimen de Maduro y a los altos mandos vinculados al llamado Cártel de los Soles, estructura señalada por organismos internacionales en investigaciones sobre narcotráfico.

El mapa, ampliamente difundido en medios de defensa, refuerza la percepción de que Estados Unidos ha consolidado un cerco marítimo y aéreo alrededor de Venezuela. Aunque aún no se confirma ninguna acción inminente, la presencia militar norteamericana en la zona alcanza uno de sus niveles más altos en los últimos años, lo que eleva la tensión en el Caribe y en toda la región sudamericana.