El Parlamento británico votó en contra de una enmienda propuesta por el Partido Conservador para abrir una investigación nacional sobre las bandas de captación de menores con fines de abuso sexual. La moción fue rechazada con 364 votos en contra y solo 111 a favor, desatando críticas y un intenso debate político en el Reino Unido.

La iniciativa, parte del proyecto de ley de Bienestar Infantil y Escuelas, buscaba esclarecer posibles factores raciales o culturales detrás de estos crímenes. Su rechazo impidió que la legislación avanzara hacia una investigación más amplia, lo que algunos calificaron como un intento de encubrimiento.

La líder de la oposición conservadora, Kemi Badenoch, acusó al Gobierno liderado por Keir Starmer de bloquear la transparencia en un tema tan delicado. Badenoch afirmó que esta decisión podría interpretarse como una falta de compromiso en la lucha contra los abusos sexuales y la protección de los menores.

El escándalo adquirió mayor relevancia tras las acusaciones del empresario Elon Musk, quien señaló al primer ministro Starmer como "cómplice" por no haber protegido a las víctimas cuando dirigió la Fiscalía entre 2008 y 2013. Las declaraciones provocaron un intercambio de críticas en la red social X, donde Musk calificó de "apologista del genocidio de la violación" a la viceministra Jess Phillips, quien también se opuso a la enmienda.

Starmer rechazó las acusaciones, calificándolas de desinformación y asegurando que el Gobierno está enfocado en medidas inmediatas para proteger a las víctimas. Según el líder laborista, una investigación nacional podría tardar años en generar resultados concretos, mientras que las reformas propuestas por el Ministerio del Interior buscan endurecer las penas contra el encubrimiento de abusos y ampliar la persecución de delitos relacionados con la explotación infantil.

A pesar de estos compromisos, sectores críticos insisten en que el informe de la Investigación Independiente sobre el Abuso Infantil, publicado en 2022, aún no ha generado cambios significativos en las políticas públicas. La polémica sigue alimentando el debate sobre cómo abordar de manera efectiva un problema que ha impactado profundamente a la sociedad británica.