El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha comenzado el despliegue de 1,500 efectivos en activo para reforzar la seguridad en la frontera sur, en cumplimiento de las órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Donald Trump durante su primera semana en el cargo.

El secretario de Defensa en funciones, Robert Salesses, detalló que las tropas tendrán como misión operar helicópteros en apoyo a los agentes de la Patrulla Fronteriza y ayudar en la construcción de barreras físicas. Además, se asignarán aeronaves militares para vuelos de deportación del Departamento de Seguridad Nacional, que transportarán a más de 5,000 migrantes detenidos.

Salesses subrayó que esta medida es solo el comienzo y que el Departamento de Defensa desarrollará misiones adicionales en cooperación con otras agencias federales y estatales para abordar las amenazas señaladas por el presidente en su plan para la seguridad fronteriza.

Entre las fuerzas desplegadas se encuentran 500 marines provenientes de Camp Pendleton en California, mientras que el resto será personal del Ejército. Las tropas se sumarán a los 2,500 efectivos de la Guardia Nacional y las Reservas que ya están en la frontera, cubriendo aproximadamente 2,000 millas de territorio fronterizo.

Si bien los soldados no tendrán funciones de aplicación de la ley debido a restricciones legales bajo la Ley Posse Comitatus, funcionarios del Pentágono señalaron que podría considerarse el uso de la Ley de Insurrección de 1807 si se justifica la necesidad de involucrar a las tropas en tareas civiles. Esta legislación no ha sido invocada desde 1992, durante los disturbios en Los Ángeles tras el caso Rodney King.

Grupos defensores de los derechos de los inmigrantes, como la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA), organizaron manifestaciones en Los Ángeles para expresar su rechazo a las políticas migratorias de Trump, calificándolas como una amenaza para las comunidades vulnerables.

El despliegue marca el inicio de la estrategia del presidente Trump para endurecer el control fronterizo y frenar la inmigración irregular, cumpliendo con una de sus principales promesas de campaña.