Opinión

Vale la pena morir por un ideal; por Guillermo Ackermann Menacho

Publicado el 03 de diciembre de 2025

​Por Guillermo Ackermann Menacho, expresidente de la Beneficencia de Lima

Publicado en El Comercio

 

En los últimos días se ha abierto un importante debate en torno a la película “Chavín de Huántar: el rescate del siglo”. En primer lugar, considero que es muy importante que se haya realizado este film, porque no podemos permitir que una grave situación, que tuvo al país en zozobra, quede en el olvido y no se dé a conocer, sobre todo, a las nuevas generaciones.


En el Perú sí hubo terrorismo, no un conflicto armado interno. En este caso, un grupo de terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) tomó la residencia del Embajador de Japón, secuestrando a casi 700 personas. Con el paso de los días, mantuvieron a 72 de ellos como rehenes durante 126 días. Esta situación puso al país en un estado de emergencia y representó una vergüenza en el ámbito internacional, pudiendo haber tenido consecuencias mucho más nefastas.

 

La película combina elementos novelados y acentúa algunos aspectos, dejando de lado otros, como es normal en una producción de esta naturaleza. Algunos creen que es un grave error haber omitido la participación gravitante del presidente de la República, Alberto Fujimori, así como la del asesor de inteligencia. Aparezca o no su presencia, es absolutamente claro que sin una decisión y liderazgo desde Palacio de Gobierno, nada se hubiera podido hacer. Así que, desde mi punto de vista, que lo mencionen o no en el desarrollo de la película me es irrelevante, porque no hay lugar a discusión de que el tema se manejó como de extremo interés nacional en las más altas instancias de gobierno.

 

Se soslayó también la importancia de los negociadores, quienes cumplieron un rol muy relevante en el proceso. Quizá también se minimizó el papel que cumplieron algunos de los rehenes como enlace, ejerciendo un papel de líderes muy importante.

 

La película se centra en el personaje del Capitán Juan Valer, quien comandó la “Operación Chavín de Huántar”, reconocida mundialmente como una de las operaciones militares de rescate de rehenes más importantes de la historia.

 

Juan Valer, héroe nacional, asumió esta misión con compromiso y entrega, con sabiduría y responsabilidad. Desde el primer momento, él sabía que su vida estaría en peligro y no dudó en ofrendar la suya por un bien que consideró mayor.

 

No arredró; con convicción entregó lo más valioso que tenía, incluso a costa de perderlo todo. Y en el momento de la verdad, ahí estuvo, poniendo el pecho para salvar las vidas de las personas que se le encomendaron.

 

En el evangelio de Juan, Jesús les dice a sus discípulos: “No hay mayor amor que el que da la vida por sus amigos”. Me atrevería a decir que esta frase se aplica perfectamente a este acto heroico: no hay mayor amor que el que da la vida por su patria, por su misión. El acto de Valer, para mí, es un acto de amor.

 

Entregar la vida por la misión, gastarse y desgastarse buscando el bien común sin anteponer el interés individual, es una grandeza que nos hace mejores personas.

 

Ese es el gran mensaje que me llevé de la película, que ya es una de las más taquilleras y que es altamente recomendable ver:

Vale la pena entregar la vida por un ideal.

 

 

 

Fuente: CanalB

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