La presidenta Dina Boluarte llegó este martes a los 100 días sin responder preguntas de la prensa, en medio de investigaciones judiciales y una creciente desaprobación ciudadana que, según la última encuesta de Datum, alcanza el 92%.

La última vez que brindó declaraciones fue el 8 de julio, tras su viaje oficial a China. Desde entonces, ha optado por limitar su comunicación a discursos en eventos oficiales, sin permitir preguntas de los periodistas.

Especialistas en comunicación han señalado que el silencio de Boluarte podría ser una estrategia para evitar cuestionamientos incómodos y que refleja su limitada capacidad para gestionar la opinión pública.

A esta estrategia de silencio, Boluarte sumó declaraciones polémicas. El 8 de octubre, calificó las críticas mediáticas como un “terrorismo de imagen”, una expresión que ha sido respaldada por Waldemar Cerrón, vicepresidente del Congreso. Esta afirmación generó rechazo entre gremios periodísticos como la Asociación Nacional de Periodistas (ANP), que advirtió sobre intentos del Ejecutivo de limitar la libertad de prensa.

Boluarte, quien enfrenta investigaciones por presunto encubrimiento personal y cuestionamientos por la presunta injerencia de su hermano en el Estado, no ha revertido su imagen pública. Su desaprobación ha superado el 90% en todas las regiones del país, mientras que la aprobación, que a inicios de año era del 16%, ha caído al 3%.

Con la figura de un vocero oficial —Fredy Hinojosa— que ha generado controversia por pedir investigar a los medios de comunicación, el gobierno de Boluarte parece alejarse aún más de la transparencia. Los expertos advierten que este distanciamiento podría profundizar la crisis de confianza y debilitar aún más la relación entre el Ejecutivo y la ciudadanía.