Por Luis García-Miró Elguera, publicado en Expreso
Hace décadas, al Perú lo lleva de las narices un individuo dedicado a manipular a los peruanos de acuerdo a los dictados que recibe de sus patrones en el extranjero, quienes financian a una oenegé, Instituto de Prensa y Sociedad IPYS, desde donde él opera impunemente para imponerle al Perú doctrinas dictadas desde ghettos transnacionales, pagado por multimillonarios planetarios abocados a jugar a ser los nuevos dioses del Olimpo que transformarán el mundo. Su nombre es Gustavo Gorriti Ellenbogen, vástago de Gustavo Gorriti Butrón, peruano y Dora Ellenbogen Goldenberg, nativa de Bucovina, Rusia, aunque de sangre hebraica.
Su capacidad manipuladora es elocuente, a la vez que intrigante y tortuosa. Tiene particularmente en sus manos al poder Judicial y al Ministerio Público. Y a través de ambos, somete a los sectores político y mediático del pais. ¡Con lo cual, controla absolutamente el Estado! Es una suerte de Savonarola criollo, dedicado a imputarle el epíteto de corrupto a quien discienta de él, y a perseguir –hasta encarcelarlos vía intrigas, mentiras y lucubraciones– a sus enemigos, usando sus influencias politicas basadas exclusivamente en falacias, medias verdades y chantajes, hasta conseguir sus negros propósitos.
Sospechosamente, tras iniciarle una impecable campaña persecutoria a la Fiscal de la Nación Patricia Benavides –apelando exactamente el mismo modelo tramposo, instituido por la mafia caviar, cuando ésta decidió defenestrar al entonces Fiscal de la Nación Pedro Chávarry– Gorriti ha conseguido recuperar el control del Ministerio Público, del que antes gozaba con Pablo Sánchez y luego con Zoraida Ávalos. Es más. En esta oportunidad ha consolidado su señorío en la todopoderosa Junta Nacional de Justicia JNJ. Esa que pone, saca, amenaza y usa a los jueces y fiscales del país para chantajear a las autoridades del país. De manera que hoy Gorriti tiene en sus manos tanto al Congreso –cuya mayoría de legisladores tiene un prontuario impresentable–; al poder Ejecutivo –donde desde la presidente Boluarte pasando por el premier Alberto Otárola y varios ministros, tienen acusaciones de altísimo calibre– y al Poder Judicial, cuyos integrantes son nombrados –¡pero sobre todo removidos¡– por la JNJ. Conclusión. ¡Los integrantes de la JNJ que reciben un sueldo de setenta mil soles mensuales, además de automóvil, edecanes, etc., harán todo lo que Gorriti les ordene!
Para todos los efectos, es evidente que Gustavo Gorriti Ellenbogen sigue siendo el jefe de este atrozmente empobrecido, bárbaramente entristecido, económicamente arruinado, socialmente atribulado y políticamente corrompido país. La pregunta es, ¿acaso el pueblo eligió a Gorriti? Definitivamente no. Pero ese sujeto hace, deshace y manda como si representase al pueblo peruano. ¿La razón? El inconmensurable complejo de culpa que tienen todas nuestras autoridades electas; la falta de coraje de una inmensa mayoría de ciudadanos que persisten en mirar de reojo, apelando al cobarde silencio con tal de continuar haciendo algún negocito; y el vergonzante desinterés de muchos otros nacionales, a quienes su patria les interesa un caracol. En el fondo, merecemos ser este “país” infame en el que nos han transformado los gorritis, aprovechando aquella espantosa medianía, tan característica de muchos peruanos.
Fuente: CanalB
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