El Centro Histórico de Lima podría experimentar una transformación radical en los próximos años con la ambiciosa propuesta de Prolima, que busca peatonalizar completamente la avenida Abancay mediante la construcción de dos túneles subterráneos.
Esta intervención no solo pretende recuperar espacio para los peatones, sino también mejorar la circulación vehicular sin alterar la superficie de una de las arterias más importantes del casco histórico.
El gerente del Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico, Luis Martín Bogdanovich, explicó que los túneles, ubicados a 30 metros de profundidad, serán excavados con tuneladora y permitirán separar el tránsito privado del transporte público.
El recorrido subterráneo conectará la zona monumental con áreas como el cerro San Cristóbal y San Juan de Lurigancho, lo que podría reducir los tiempos de traslado hasta en 50 minutos para los usuarios.
La ejecución de la obra demandará al menos cuatro años y será precedida por estudios técnicos rigurosos, debido a la complejidad del subsuelo limeño y la concentración de patrimonio histórico en la zona. El objetivo de fondo es consolidar un Centro Histórico habitable, accesible y valorizado patrimonialmente, reforzando su rol como punto neurálgico de la vida urbana.
Junto a esta gran intervención vial, Prolima contempla la restauración de cinco iglesias emblemáticas, especialmente en Barrios Altos. En la Iglesia de Santo Domingo, las obras ya han revelado criptas desconocidas, un antiguo pozo, sistemas de canalización virreinal y suelos originales del siglo XVI. “Son descubrimientos que enriquecen el relato histórico de la ciudad y que buscamos poner en valor”, subrayó Bogdanovich.
El plan también incluye el Proyecto Especial Paisajístico del río Rímac, que plantea su recuperación como espacio verde y recreativo. Se proyecta la creación de áreas de esparcimiento, zonas de tránsito peatonal, limpieza integral del cauce y canales controlados para mitigar posibles desbordes. Esta iniciativa, que tiene como meta completarse en 2035, apunta a integrar el río a la vida cotidiana de Lima, devolviéndole su lugar como eje natural y social de la ciudad.
Fuente: CanalB
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