La República Popular China publicó el 10 de diciembre su nuevo Libro Blanco sobre las relaciones con América Latina y el Caribe, un documento que actualiza los lineamientos fijados en 2008 y 2016 y que expone, con un tono diplomático pero seguro, la intención de Beijing de profundizar su presencia en la región en todos los frentes.
El texto subraya no solo la continuidad del comercio y la inversión, sino también una ampliación significativa hacia áreas sensibles como tecnología, defensa, espacio, inteligencia artificial y cooperación en seguridad.
El documento fue difundido pocos días después de que Estados Unidos presentara su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, centrada en contrarrestar la influencia china en el hemisferio occidental. Sin mencionar directamente a Washington, el Libro Blanco alude al “acoso unilateral” y reivindica la “tradición de independencia” latinoamericana, posicionando a China como defensora de un orden internacional abierto y cooperativo frente a políticas de desconexión y presión externa.
Más extenso y detallado que su versión de 2016, el texto refleja la maduración de la relación bilateral mediante una amplia gama de mecanismos técnicos y foros, desde acuerdos comerciales y protección de inversiones hasta temas aduaneros, financieros y de cooperación multilateral. Su estructura se articula en cinco programas —Solidaridad, Desarrollo, Civilización, Paz y Conectividad entre los pueblos— alineados con las principales iniciativas globales impulsadas por Beijing, incluida la Franja y la Ruta.
Uno de los ejes centrales es la gobernanza global, ámbito en el que China plantea colaborar con América Latina para reformar instituciones financieras multilaterales como el FMI y el Banco Mundial, así como fortalecer espacios como los BRICS. En el plano comercial, el documento impulsa el uso de monedas locales en las transacciones y mecanismos financieros alternativos, al tiempo que prioriza sectores estratégicos como petróleo, gas, infraestructura, manufactura y agricultura.
En materia de desarrollo, el Libro Blanco destaca áreas que previsiblemente atraerán la atención de Estados Unidos, como la transferencia tecnológica, la inteligencia artificial y la cooperación espacial. Beijing expresa su intención de promover el uso del sistema satelital chino BeiDou en la región y de integrar a personal latinoamericano en programas espaciales tripulados, además de ampliar la colaboración en temas ambientales, climáticos, pesqueros y de respuesta a desastres, especialmente en el Caribe.
El apartado de seguridad marca un giro relevante al respaldar una mayor cooperación militar, policial y judicial bajo el denominado “Programa de Paz”, con énfasis en capacitación, intercambios y lucha contra delitos como la corrupción, el lavado de dinero y la ciberdelincuencia. En conjunto, el documento proyecta una China dispuesta a avanzar con mayor confianza en sectores estratégicos y de poder blando, un enfoque que, según analistas, incrementa las posibilidades de fricción con Estados Unidos y perfila un escenario de competencia más abierta en América Latina en los próximos años.
Fuente: CanalB
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