Opinión

Chavín de Huántar, 27 años después; por Otto Guibovich

Publicado el 25 de abril de 2024

Por Otto Guibovich, publicado en Expreso

 

Hay operaciones militares en la historia de la humanidad que nunca se olvidan y según pasan los años proyectan más su valor en tanto se diluyen las pasiones políticas y los afanes personales y dan paso a una valoración objetiva de los atributos que permitieron el éxito.

 

Troya, es una de las más antiguas operaciones especiales de rescate registradas en la historia vía la Ilíada y la Odisea de Homero cuando aún los dioses y sus influjos eran parte de la narrativa mitológica, unos 1300 años AC. También lo es la batalla de las Termópilas unos 500 años AC, donde 300 espartanos con Leónidas como líder y durante tres días contuvieron y diezmaron un ejército de más de 90 mil persas. No fue un típico rescate, pero se ubica en el umbral del origen de los fundamentos de las operaciones especiales.

 

Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943, Mussolini aliado de Hitler, fue secuestrado y escondido en el Gran Sasso unas montañas de los montes Apeninos. Hitler dispuso su “rescate a todo costo” y la responsabilidad recayó en el Capitán Otto Skorzeny quien personalmente y con silenciosos planeadores sorprendió a la guardia italiana y rescató al Duce. Hubo muertos cuando un planeador se estrelló y cayó al barranco, mas no en el enfrentamiento.


En 1976 terroristas palestinos secuestraron un avión con 248 pasajeros desviándolo a Entebbe en Uganda donde finalmente solo retuvieron a 105 israelíes. Israel organizó una operación especial de rescate que supuso trasladar un centenar de comandos, varias aeronaves, vehículos blindados, etc, unos 3,500 kilómetros e incluía además de la acción misma de rescate, la tarea de retorno sobre muchas fronteras y países hostiles. Murieron en la operación tres rehenes, los siete secuestradores y el jefe de la operación especial Yonathan Netanyahu, hermano mayor del actual gobernante israelí. Más de 30 soldados ugandeses igualmente fueron abatidos.

 

Muy reciente en 2008, la operación de rescate Jaque en Colombia clamó un lugar en la historia militar universal; un minucioso rastreo de inteligencia ubicó la zona donde se desplazaban terrorista de las FARC y con ellos, oficiales del ejército colombiano secuestrados por más de diez años. Las fuerzas especiales colombianas infiltraron la red de comunicaciones enemiga y controlaron su proceso de toma de decisiones y con aeronaves de “bandera” y colores adulterados engañaron completamente a los terroristas. Quince liberados entre ellos Ingrid Betancourt excandidata presidencial y dos capturados. No hubo disparos en la operación.

 

Chavín de Huántar se ubica en este contexto de operaciones especiales que asombran y desafían el común sentido por el nivel de proeza que encierran. Toda operación de fuerzas especiales exitosa tiene mucho de extraordinario en el ingenio, la intrepidez, astucia, valentía, rapidez, precisión, el amor a la patria, el compromiso absoluto con la sociedad y la nación a la que se debe, el ser consciente que es la victoria o la muerte. Por ello muchos “chavines” portaban una carta en el bolsillo para sus familiares por ser conscientes de que una bala terrorista podía acabar con su vida como con Valer y Jiménez.

 

Nuestros comandos hicieron una tarea extraordinaria y evitaron que los terroristas del MRTA afiancen una modalidad extorsiva de alcances incalculables. La alta precisión en la ejecución solo se explica por la calidad de la inteligencia estratégica, por las capacidades técnicas y tácticas de los operadores especiales y claramente por la decisión política que gatillo los objetivos y la operación misma.

 

Pues, el oprobio llegó de manos de la dizque justicia pro derechos humanos. Fiscales y jueces impregnados de odio a las FFAA y con mucha miseria moral acorralaron a punta de papeles a los vencedores del campo de batalla. No soportaron el éxito y peor si viene de la fuerza pública. ¿Cómo se podía permitir que unos militares peruanos hayan desarrollado una operación de precisión quirúrgica, digna del primer mundo en un país del tercer mundo donde los derechos humanos de los delincuentes tienen que ser fuertemente resguardados?


Los primos hermanos ideológicos de Serpa Cartolin, Abimael, Feliciano o Polay entraron en acción primero para desprestigiar la operación y luego para disponer ¡juicio a todos! Querían venganza y organizaron su vendetta, empezando por la persecución judicial sin fin, además revisaron sentencias, rebajaron penas, impusieron un carácter vinculante a las conclusiones de la CV y liberaron terroristas al punto que hoy solo un puñado de ellos purga cárcel mientras los militares y policías siguen en juicios que para nuestra corta vida huelen a perpetuos.


A decir de Alvin Toffler, las guerras del futuro son las guerras de las fuerzas especiales y en las operaciones especiales desde Odiseo, pasando por Skorzeny hasta Juan Valer y Jiménez, el arma es el hombre. Tenemos por fortuna en el Perú, eximios referentes de fuerzas especiales, un gran legado y muchos patriotas que no permitirán jamás un Perú en manos extremistas, como se hizo hace 27 años.


¡Victoria o muerte! Gloria eterna a los vencedores de Chavín de Huántar y a todos quienes defienden a la patria en los muchos vizcatanes que aún nos quedan.

 

 

 

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