Por Fernando Calmell del Solar, publicado en Expreso

Estamos viviendo momentos que pueden determinar el futuro político de nuestro país. Por un lado, no existe duda sobre el deterioro de los partidos políticos y de los políticos de siempre. Pero, por otro lado, estamos siendo testigos de un verdadero rompan filas de la izquierda caviar. Sin duda, estas joyitas de la política se están dando cuenta de que se les acaba la fiesta y han comenzado a emitir mensajes tratando de ver cómo parar la verdadera ola ciudadana anticaviar.

En este fin de semana, el diario La República ha publicado un editorial realmente penoso. Su título dice: “Congreso prioriza venganza contra sus adversarios políticos a través de acusaciones constitucionales”. Yo no apoyo a este Congreso, pero de ninguna manera es aceptable que La República, que ha sido la principal herramienta de la izquierda caviar para perseguir a políticos, empresarios y agrupaciones que no piensan como ellos, ahora salga a llorar como una Magdalena.

La República ha cumplido el mismo papel que los sicarios del crimen organizado. Ha atacado, desprestigiado y difamado a su regalada gana a los que considera sus enemigos políticos, y lo peor es que lo sigue haciendo. Ha defendido y defiende a jueces y fiscales corruptos y politizados, respalda a todos los oenegeros y a los emprendejos, y aún no le explica a los peruanos cómo se hizo dueña del canal cuatro con el respaldo del toledismo.

Pero la cosa no queda ahí. Ya aparecen las ONG preparando sus lobbies y otras, como Capitalismo Consciente, pidiendo fondos para contratar estrategas electorales con experiencia para meter senadores en el próximo Congreso. ¿Acaso finalmente convertirán sus ONG en un partido político?

La realidad es que ya no importa la libertad de prensa, tampoco importa promover liderazgos para el desarrollo empresarial, ni erradicar el cáncer que destruye al país. Lo único que les importa es mantener vivo al enfermo con medicinas temporales y contenciones, por las que seguro seguirán cobrando de manera mensual, y así continuar exprimiendo a las grandes empresas para sostener sus ingresos y seguir manipulando a políticos, a los medios y al sistema judicial.

Señores empresarios, reaccionen. Ha llegado el momento de cerrarles el caño, porque eso es lo mejor que pueden hacer por el Perú, y estén seguros de que todo el Perú se los agradecerá. Ellos, los caviares, se podrán disfrazar de lo que quieran, podrán unirse en plataformas para mantener sus negocios truchos, pero hagan lo que hagan, se les viene la noche. El cambio viene, y viene con todo.