Escrito por Juan Carlos Suttor en el blog Sin Pelos en la Lengua

Puede ser que un discurso de cinco horas en el Congreso como el que nos regaló la presidente Dina Boluarte, una letanía, pueda ser considerado por algunos como una hazaña notable, pero no siempre se considera positiva. Aunque puede parecer un esfuerzo dedicado para abordar temas complejos y detallados, la realidad es que una intervención tan prolongada puede traer consigo una serie de problemas y efectos negativos, tanto para quien expone como para la audiencia.

Se equivoca la ministra de Vivienda Hania Pérez de Cuéllar al tratar de justificar el discurso de cinco horas, el más extenso de los últimos 30 años, calificándolo como "necesario".

La ministra, entre otros, y no la estoy sacando de contexto, dijo textualmente "A mí me parece importante, la primera parte en la que la Presidenta hace una rendición de cuentas pormenorizada de todos los compromisos región por región y los enumera". Absolutamente equivocada y lo demostraré.

Independiente de lo que dijo la presidente, si fue verdad o mentira, a continuación, exploraré algunas de las principales razones por las que un discurso o la lectura de un texto que se extiende por cinco horas es absolutamente problemático, antipedagógico y negativo.

1. Fatiga de la Audiencia

Uno de los problemas más evidentes de un discurso largo es la fatiga que puede generar en la audiencia. Los seres humanos tenemos una capacidad de atención limitada, y mantener el interés durante cinco horas puede ser extremadamente difícil. Los miembros del Congreso, al igual que cualquier otra audiencia, pueden experimentar cansancio mental y desinterés, lo que lleva a una pérdida de enfoque y, en última instancia, a una disminución de la eficacia del discurso. Además, la fatiga puede llevar a que los oyentes pierdan detalles importantes, olviden puntos clave, dejen de escuchar activamente o simplemente, se duerman.

2. Pérdida de Coherencia y Claridad

Mantener una narrativa coherente y clara durante un período tan prolongado es un reto significativo. A medida que el mensaje presidencial se alarga, aumenta la probabilidad de que el orador pierda el hilo de sus argumentos, repita información o se desvíe de los puntos principales, así el discurso sea leído, ya que, evidentemente, la señora presidente no había leído previamente el discurso de 79 páginas que le prepararon. Esto no solo reduce la claridad del mensaje, sino que también puede confundir a la audiencia. Un discurso eficaz debe ser conciso y enfocado, asegurando que los puntos clave se comuniquen de manera clara y precisa. La extensión excesiva puede diluir el mensaje, haciendo que los aspectos más importantes se pierdan en una avalancha de detalles.

3. Ineficiencia del Uso del Tiempo

El tiempo es un recurso valioso, especialmente en entornos legislativos donde los miembros del Congreso, los ministros, los periodistas y los ciudadanos en general tenemos agendas cargadas, así sea un día feriado. Un discurso de cinco horas  es una falta de consideración por el tiempo de los demás, especialmente si la duración no se justifica con contenido verdaderamente necesario. En lugar de proporcionar valor añadido, un discurso excesivamente largo puede ser percibido como una ineficiencia, desperdiciando un tiempo que podría haberse utilizado para discutir y deliberar sobre otros temas cruciales. Pero en fin, que podemos esperar de una presidente con 5% de aprobación.

4. Impacto Mediático Reducido

En la era de la comunicación digital y las noticias rápidas, los medios de comunicación tienden a destacar extractos breves y concisos de los discursos parlamentarios. Un mensaje presidencial de cinco horas presenta un desafío adicional para los periodistas que deben destilar el contenido en resúmenes manejables y titulares atractivos. Esto puede resultar en una cobertura mediática menos efectiva, donde solo se destacan fragmentos desconectados del discurso, a menudo sacando de contexto el mensaje principal. En lugar de amplificar el mensaje, la longitud del discurso puede terminar limitando su difusión y comprensión pública.

5. Percepción Pública y Política

La percepción pública es otra consideración importante. Un discurso tan largo puede ser interpretado por el público como una muestra de arrogancia, sugiriendo que la presidente no está dispuesta a escuchar otras voces o perspectivas. Además, puede verse como una señal de ineficiencia o falta de preparación, lo que puede dañar su imagen y, por extensión, la de su gabinete. En un entorno donde la percepción pública puede influir fuertemente en la política, este tipo de percepciones negativas puede tener consecuencias significativas.

6. Alternativas Más Eficaces

En lugar de optar por un discurso maratónico, existen alternativas más eficaces para comunicar ideas complejas o detalladas. La preparación de documentos detallados que se puedan distribuir a los miembros del Congreso, la realización de sesiones informativas más breves pero enfocadas, o el uso de preguntas y respuestas para aclarar puntos complejos pueden ser estrategias más efectivas. Estas alternativas no solo respetan el tiempo de todos los involucrados, sino que también permiten una mejor digestión de la información y una discusión más productiva.

En conclusión, mientras que un discurso de cinco horas en el Congreso puede ser un intento de abordar en profundidad temas importantes, la realidad es que presenta numerosos desafíos y riesgos. La fatiga de la audiencia, la pérdida de coherencia, el uso ineficiente del tiempo, el impacto mediático reducido y las percepciones públicas negativas son factores que deben considerarse cuidadosamente. En la mayoría de los casos, optar por una comunicación más breve y precisa es una estrategia más efectiva para lograr un impacto positivo y duradero.

Muy mal señora presidente, usted no va a ganar más puntos de aprobación por hablar más horas sin decir nada. Usted ganará puntos por los resultados concretos que muestre.