Opinión

La beneficiencia no es un botín; por Guillermo Ackermann Menacho

Publicado el 23 de octubre de 2025

Por Guillermo Ackermann Menacho, publicado en El Comercio



A lo largo de la historia, las sociedades han tenido diversas formas de organizarse. Una constante ha sido la preocupación por sus pobres, o como se les conoce hoy en día, su población vulnerable.

 

En 1834 se fundó la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, una institución social, cultural y ciudadana, privada, que no recibe ningún financiamiento por parte del Estado, y cuyas obras sociales emblemáticas como el Puericultorio Pérez Araníbar o el Hogar Canevaro, entre muchas otras, han sido concebidas para atender a decenas de miles de niños, jóvenes, adolescentes, adultos mayores y los más desvalidos de la ciudad. En la actualidad brinda más de 50,000 raciones de alimentos y atiende alrededor de 2,000 personas al día.

 

En la pandemia tuvo un rol fundamental para atender a las personas abandonadas de la calle, albergándolas en la Casa de Todos (Plaza de Toros), noticia que fue la luz de esperanza en nuestro país y que dio la vuelta al mundo.

 

Todas estas obras se autosostienen con su amplio patrimonio inmobiliario, gran parte de valor monumental, con sus cementerios, Presbítero Maestro y el Ángel, el Hogar de la Madre, la Plaza de Acho, entre otros.

 

Siendo una institución privada y ciudadana, el alcalde de Lima Metropolitana tiene la prerrogativa de nombrar a su presidente y a dos miembros del directorio, en total a 3 de sus 5 integrantes. Es una manera de combinar el trabajo entre una institución privada con el sector público.


Lamentablemente, algunas autoridades a veces no lo ven como un privilegio en el que la preocupación debiese estar centrada en las personas vulnerables y en la gestión que se realiza, sino que despiertan un apetito voraz de tomar el control de la institución para buscar algún tipo de beneficio político, favores de diversa índole, sin importarles si eso beneficia o no a la institución. La beneficencia termina siendo un botín del que muchos políticos quieren echar mano por intereses subalternos.

 

Hoy, gracias a la gestión actual, la Beneficencia de Lima ha recobrado la senda de crecimiento, se ha retomado la puesta en valor de su patrimonio, los ingresos para este 2025 están llegando a cifras históricas, poniendo a los niños y ancianos como su fin principal, cumpliendo de esta manera la misión de “Vivir para servir”, para alegría de la ciudad.

 

 

 

Fuente: CanalB

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