Por Rafael Torres Morales, presidente de la Cámara de Comercio Brasil-Perú

En los últimos años, desde el Ejecutivo se ha puesto énfasis en posicionar al Perú como un actor relevante en el comercio exterior, destacando la apertura de nuevos mercados, la modernización portuaria y la mirada estratégica hacia el Asia Pacífico. Sin duda, el crecimiento del intercambio con China y otras economías asiáticas representa una oportunidad extraordinaria para el país. Sin embargo, pretender consolidar al Perú como el hub logístico y comercial del hemisferio sur sin incorporar de manera prioritaria al Brasil en esta ecuación, constituye una contradicción estratégica difícil de sostener.

Mirar únicamente hacia el Pacífico, sin una agenda clara de integración con nuestro principal socio comercial de América del Sur, limita severamente el potencial real del Perú como plataforma logística regional. Para que el país se consolide como un verdadero hub, no basta con puertos modernos ni con tratados comerciales con mercados lejanos; resulta indispensable contar con una hoja de ruta ordenada y coherente para mejorar las conexiones, rutas, infraestructura y sistemas logísticos que nos vinculan con el Brasil.

Brasil no es un socio más. Se encuentra entre las diez mayores economías del mundo, la primera de América Latina y es el principal socio comercial de negocios para el Perú en la Región. A pesar de ello, en la práctica, muchas veces se le relega a un segundo plano dentro de la agenda de comercio exterior e integración logística del Perú. Un ejemplo claro de esta falta de prioridad es el Acuerdo de Profundización Económica ACE 58, suscrito por ambos países en 2016, ratificado oportunamente por el Brasil y que, inexplicablemente, continúa pendiente de ratificación por parte del Perú desde hace más de ocho años. Dicho Acuerdo no solo mejoraría el flujo comercial sino que facilitaría la llegada de inversión brasilera a nuestro país.

Esta situación no solo envía una señal equivocada a nuestro principal vecino, sino que también frena oportunidades concretas de crecimiento, inversión y encadenamientos productivos. Hoy, la balanza comercial entre Perú y Brasil se encuentra alrededor de, los 5,000 millones de dólares, una cifra relevante, pero claramente insuficiente si se considera el tamaño de ambas economías y el potencial logístico existente. Diversos estudios coinciden en que este intercambio podría duplicarse en un plazo relativamente corto si existiera una mayor voluntad política y una estrategia clara de integración comercial y logística.

Cerrar esta brecha requiere decisión, visión de largo plazo y coherencia. Incorporar al Brasil como eje central de la política de comercio exterior e integración logística no es una opción, es una condición indispensable para que el Perú deje de aspirar y pase, finalmente, a convertirse en el verdadero hub del comercio del hemisferio sur.