Por Augusto Cáceres Viñas
El 7 de diciembre, en menos de un mes, se cumplen dos años desde que Dina Boluarte asumió la presidencia de la República.
Desde el inicio mismo de ese mandato considere que la presidencia de Dina Boluarte debería ser provisional, llamando de inmediato a elecciones, pues ella era parte del desastroso y nefasto gobierno de Castillo y, porque no tenía ningún atributo para ejercer el cargo. Igualmente sostuve que las elecciones deberían ser generales, debido a que el congreso, por el deplorable comportamiento de la gran mayoría de congresistas, se había deslegitimado en el mandato entregado a ellos por el pueblo y, por esa razón era igual de impresentable que Dina para quedarse hasta el 2026. Aseveré que la permanencia del ejecutivo y legislativo hasta el 2026, le harían un gran daño a nuestro débil sistema democrático y al esfuerzo de construir más y mejor democracia.
Los subversivos que pretendieron derrocar a Boluarte con una asonada golpista que duró casi tres meses; hasta finales de febrero del 2023, terminaron, paradojicamte por consolidar a Dina Boluarte, logrando que muchos de los demócratas que lucharon contra Castillo en vez de exigir inmediatas elecciones generales para que ese gobierno, de corte marxista, totalitario y delincuencial se cambie por uno verdaderamente demócrata, pro mercado y sobre todo, decente, hicieron todo lo contrario. Con una gran miopía, muchos demócratas, terminaron por apoyar, casi incondicionalmente, al mamarracho de gobierno de Dina Boluarte.
En los tres meses iniciales del gobierno de Boluarte se fraguó y luego consolidó una alianza no ideológica, ni de programas o para salvar al Perú, sino una de supervivencia; por un lado los congresistas mediocres, deshonestos, e incapaces pero con poder y, por el otro los del ejecutivo, igual de mediocres, deshonestos, e incapaces pero con mucho más poder aún. El resultado de esta alianza no escrita, soterrada y silenciosa, es la permanencia de Dina y del actual congreso hasta la actualidad y para, entre otras cosas no correctas, consolidar la impunidad de sus integrantes a futuro.
Es cierto, también, que un pequeño grupo de congresistas, honorables, decentes y capaces dentro de los grupos democráticos han actuado de buena fe, ilusamente por cierto, pero queriendo creer que, con su silencio cómplice sobre las tropelías y granjerías de la inmoral alianza gobernante, algo de bien la hacen a la nación. La realidad es que, de algo malo nunca puede salir nada bueno y este gobierno es absolutamente malo.
Mientras tanto, todos los derrotados; los golpistas de Castillo junto con sus aliados, entre ellos sendero y sus órganos de fachada, los primitivos comunistas peruanos y los progres de todo los pelajes, algunos de ellos tontos útiles de sendero, movadef, mrta, fenate, patria roja, el sutep y, otros desubicados más jóvenes pero siempre dúctiles y serviles a los totalitarios intentan, se han unido a los caviares, en una coalición perversa que, atrincherados en los sindicatos formales e informales, frentes de defensa, sistema de justicia; fiscalía y poder judicial ( infiltrado e infestado por los caviares ) y el sistema electoral, procuran y buscan, por todos los medios, de traerse abajo al frankesteriano gobierno de Boluarte y al congreso.
El 7 de diciembre del 2022, todos vimos en vivo y en directo el golpe de Estado de Castillo y es ahí cuando los peruanos de bien ( la mayoría) tomamos real conciencia de nuestro brutal error de elegir a comunistas y totalitarios que, por intermedio de su títere Castillo, además de robar, perpetraron un golpe de Estado con la intención de instaurar una dictadura totalitaria y delincuencial. Es en ese preciso instante en el cual se debió convocar a elecciones generales, en las cuales los demócratas hubiésemos arrasado en las urnas.
Hoy, las fuerzas políticas oscuras y beligerantes se han recompuesto y los verdaderos enemigos de la patria (comunistas, marxistas, progres y caviares) han utilizado el pésimo, inmoral e indecente comportamiento de Boluarte, su régimen y el congreso, para recomponer sus fuerzas y mostrarse como si fuesen los defensores de la justicia; honestos y decentes, cuando en realidad son todo lo contrario, ellos son los directos responsables de las muertes de inocente en los actos subversivos para derrocar a Boluarte entre diciembre del 2022 y febrero 2023, sin embargo, sagaz y ladinamente han volteado la tortilla y las muertes que ellos propiciaron se la han endilgado a Dina y a las fuerzas del orden. Tamaño despropósito ha ocurrido con la complicidad de muchos medios de comunicación, fuerzas políticas y por supuesto de la fiscalía y poder judicial.
Lo que hace temblar de miedo a Dina es su probable encauzamiento, juzgamiento y condena, por esas muertes, cuando los únicos responsables son Castillo y todos los golpistas, que a estas alturas del partido deberían estar plenamente identificados por la policía.
Ahora, con motivo de la reunión del APEC, se ha urdido un nuevo plan para derrocar a Boluarte. Con el pretexto de la inseguridad ciudadana los golpistas y subversivos de diciembre del 2022, junto con nuevos sediciosos, como Vizcarra y algunos miserables más, que intentan ser candidatos a algo el 2026, buscan crear el caos y hacer que este inepto y tambaleante régimen se desplome.
Faltando año y medio para acudir a las urnas, con la finalidad de elegir, ojalá, un mejor gobierno, hacerle el juego a los golpistas, sería la peor necedad de los peruanos.
Si cae el régimen de Boluarte, ¿quien o quiénes lo sustituirán?
Sin ninguna duda gente peor que los de Dina y su régimen.
No podemos ni debemos salir de Guatemala para caer en Guatepeor. Porque eso es lo que sucedería.
¿De dónde saldrían el nuevo presidente y sus ministros? De los mismos congresistas y políticos que hoy nos gobiernan.
Sin duda alguna, la actual presidente de la república es un desastre, por ello responderá a la justicia y al juicio de la historia, igual que varios, casi todos, de sus ministros, impresentables ellos, como el de Educación. Sin embargo, no podemos hacerle el juego a los enemigos, externos e internos, de la patria, que lo único que pretenden es destruirla.
Boluarte, su régimen y este congreso son el mal menor y sin temor a equivocarme representan lo malo conocido.
Lo bueno por conocer debemos dejarlo para el 2026, con la esperanza que esta vez elijamos a mejores gobernantes que en los anteriores 15 años.
Tarea difícil, pero no imposible.
Fuente: CanalB
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