Por Tino Santander Joo, publicado en Lima Gris
Hace años que aliento la insurgencia democrática en el Perú; muchos lectores y ciudadanos la relacionan con una postura de la izquierda y de grupos radicales anarquistas. En algunos medios de comunicación me han tratado de radical y terrorista, sin embargo, cuando les explico que es la insurgencia democrática todos quieren participar en ella, pero, no saben cómo hacerlo.
La insurgencia democrática surge en contra de gobiernos, sistemas o estructuras de poder antidemocráticas y corruptas como sucede en el Perú, en el que nada funciona, porque, el Estado ha sido capturado por mafias que sirven a intereses privados. El sistema político esta degradado, carece de legitimidad y es repudiado por la inmensa mayoría.
Veamos la dramática realidad: diez millones de peruanos no tienen agua, ni desagüe, más de ocho millones de familias son acosadas por los bancos que los amenazan con quitarles sus propiedades, autos, y maquinarias a los pequeños y medianos industriales. A los bancos, ni a la clase política podrida les importa que millones de peruanos quebraron con la pandemia y que los préstamos reactiva solo se hicieron para las grandes empresas.
No tenemos seguridad ciudadana y la delincuencia esta desbordada; la educación es un fraude y el sistema de salud es precario. La agricultura esta abandonada; la minería ilegal es promovida por el narcotráfico que controla extensas zonas del territorio nacional. La inversión privada desconfía de los gobiernos, porque, son corruptos; el congreso de la República es un establo y un antro de hampones. Los gobiernos regionales y locales se han convertido en refugio de mafias que financian a los movimientos regionales y locales.
¿Quiénes son los protagonistas de la insurgencia democrática? Los movimientos populares de todo signo; las clases medias; los estudiantes, las organizaciones sociales de mujeres, los colectivos culturales, las fuerzas armadas y policiales, los colegios profesionales, los agricultores, y sobre todo las comunidades campesinas institución milenaria que encarna la peruanidad.
¿Cómo vamos a hacer la insurgencia democrática? protestas callejeras permanentes y una huelga general indefinida para sacar del poder a los podridos del congreso y del gobierno. El objetivo es una junta transitoria de gobierno presidida por un civil, miembros de las fuerzas armadas y del sistema judicial. Esta junta tiene como objetivo organizar las elecciones a mas tardar en un año en otras condiciones. No podemos tener elecciones con cuarenta partidos y más de diez mil candidatos al congreso. No podemos seguir con el fallido y corrupto proceso de regionalización.
No tendremos ni democracia, ni estado de derecho, menos inversión privada y pública con un estado gobernado por mafiosos. No hay futuro en el Perú, sin una profunda revolución social. El eufemismo reformista no funciona. Los estudiantes de la Universidad de Lima, con quienes me reuní la semana pasada por el tema de las deudas de sus padres con los bancos me dijeron: “estamos dispuestos a salir a las calles y a convocar a todos los estudiantes del Perú, para acabar con la corrupción y la prepotencia de los bancos”.
Las clases medias liderarán la insurgencia democrática; ojalá se sumen el pueblo y todas sus organizaciones sociales. Tenemos ejemplos históricos como los movimientos por los derechos civiles en Estados Unidos, la Primavera Árabe en países del norte de África y Medio Oriente, y las revueltas democráticas en Europa del Este durante la caída de los regímenes comunistas.
No olvidemos jamás que los terroristas son los bancos que causan terror en millones de familias peruanas. Los podridos quieren continuar con su farsa electoral, sus medios de comunicación tradicionales, sus negocios inmundos, su establo parlamentario, y su poder judicial corrompido. Ahora, son los jóvenes de las clases medias los que van a promover la insurgencia democrática y los que tienen el deber de hacer la revolución social en libertad.
Fuente: CanalB
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