Los secuestros en el Perú han experimentado un aumento descontrolado, marcando una peligrosa tendencia delictiva. La vida y la libertad ahora tienen un precio para los criminales, y esta modalidad delincuencial se ha vuelto aún más alarmante debido al nivel de violencia utilizado contra las víctimas.

Casos recientes revelan la brutalidad de estas organizaciones criminales, como el de Paulo Huansi, dueño de una cevichería, quien fue encontrado con signos de tortura. Otro caso impactante es el de Cesar Polo, un empresario cajamarquino que, después de 48 horas de cautiverio, fue abandonado con los dedos de la mano cercenados.

'Los Pulpos' podrían estar detrás de los secuestros en Trujillo, mientras que en Lima, diversas bandas criminales operan desde distritos como San Juan de Lurigancho, Comas, San Martín de Porres y La Victoria, descendientes del "Tren de Aragua".

Un objetivo común de estas mafias son los pequeños empresarios. El caso de Valeria, una escolar secuestrada, ilustra la planificación meticulosa de los criminales, quienes incluso utilizaron una minivan similar al vehículo escolar de la víctima.

Las cifras muestran un crecimiento exponencial desde el 2020, con 1,698 denuncias de secuestro. Al finalizar el 2023 se registraron cerca de 3 mil 500 denuncias por plagio y 420 homicidios.