La crisis política en Venezuela, exacerbada tras las recientes elecciones donde Nicolás Maduro fue proclamado ganador en medio de disputas sobre los resultados, ha generado preocupación en América Latina por una posible nueva ola migratoria.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, ha instado a los países de la región a prepararse y discutir “cuotas” de migrantes venezolanos que cada nación podría acoger.

La migración venezolana ya ha marcado un hito en la región, con 7,7 millones de personas que han abandonado el país en la última década, según ACNUR.

De ellos, 6,5 millones residen en América Latina y el Caribe. Colombia es el principal receptor, con 2,85 millones de migrantes venezolanos, seguido por Perú con 1,5 millones y Brasil con más de 568.000.

Chile se ubica en cuarto lugar con más de medio millón de venezolanos acogidos.

La posibilidad de que otros cinco millones de venezolanos migren en los próximos meses, si la crisis política persiste, es motivo de alarma.

La magnitud y rapidez de esta migración ha planteado retos significativos para los países receptores, que han tenido que coordinar esfuerzos para ofrecer asistencia y oportunidades de integración a los migrantes.

La situación sigue siendo crítica y los gobiernos latinoamericanos se encuentran en alerta máxima ante la posible intensificación del éxodo venezolano.