El gobierno ruso ha añadido al "movimiento internacional LGTB" a su lista de "terroristas y extremistas", según informes del servicio de inteligencia financiera. Esta decisión se produce después de que la Corte Suprema rusa declarara en noviembre al movimiento como "extremista", efectivamente prohibiendo el activismo LGTBQ en el país.

La nueva legislación, que criminaliza a la comunidad LGBTQ, ha resultado en acciones legales contra individuos y establecimientos. Recientemente, un tribunal ruso ordenó el arresto de los gerentes de un bar en la región de los Urales, acusándolos de organizar una "organización extremista". Estos individuos enfrentan hasta diez años de cárcel.

El presidente Vladimir Putin, quien recientemente fue reelecto para otro mandato de seis años, ha expresado repetidamente su apoyo a "la familia" y la religión, denunciando lo que él describe como la decadencia occidental, incluso calificándola de "satánica".

Desde el inicio de la campaña militar en Ucrania en 2022, las autoridades rusas han intensificado la represión contra las minorías sexuales. La legislación restrictiva incluye la prohibición de cualquier forma de "propaganda" LGTB en los medios, internet, libros y películas, así como la limitación de las cirugías y terapias hormonales para personas transgénero.