Opinión

El arte del engaño - Empezando por la educación; por Carlos E. Gálvez Pinillos

Publicado el 03 de junio de 2024

Por Carlos E. Gálvez Pinillos, expresidente de la SNMPE

 

Muchos de nuestros congresistas han desarrollado el “Arte del engaño”, para capturar el poder y pretender retenerlo. Robert Green, quien escribió “Las 48 leyes del poder”, dice: “La gente raras veces llega a creer que sus problemas se deben a sus propios errores y estupideces” y, cuenta, refiriéndose a una historia ocurrida en Venecia en la edad media, respecto a la debacle económica de esta ciudad y la ilusión de los nobles del lugar por salir de ella con el apoyo de Bragadino, un alquimista estafador, que pregonaba que él podía convertir en oro lo que deseara.

 

Bragadino les armó una fantasía a partir de una realidad deprimente y muestra que eso brinda acceso a un poder enorme, pues cautiva a las masas. Y, explica, que “si Bragadino se hubiera presentado con un análisis detallado de las causas de la decadencia económica de la ciudad y de las duras medidas que deberían tomar para revertir la situación, todos se hubieran burlado de él”. “Una realidad desagradable, y una solución demasiado dolorosa, no le hubiera servido”. En cambio, la fantasía a través de la alquimia, les era fácil de comprender y muchísimo más agradable. Y, por lo tanto, estarían dispuestos a seguirlo y a aceptar sus poses de todo poderoso, permitiéndole que se aproveche de la población y los cortesanos.

 

Los que hemos sido forjados en el mundo empresarial, tenemos un método de trabajo ejercitado de forma consistente.

 

  • Tenemos la necesidad de un claro diagnóstico para comprender el problema y sus posibles soluciones.
  • Tenemos una concepción pragmática y nos planteamos, con la frialdad de los números, los posibles cursos de acción, la probabilidad de eventos adversos y medimos, numéricamente también, los resultados.
  • Tenemos en nuestro ADN, que lo que no se puede medir, no se puede controlar.

 

Lo antes dicho, es la antítesis de la mirada de los políticos. Los políticos, aunque no tengan la menor idea de cómo resolver los problemas, ni la capacidad de fijarse un plan de acción realista de la solución de los problemas nacionales, sí saben que “el pueblo” quiere soñar su fantasía. Que no quiere que le hablen de esfuerzos y más sacrificios, por lo que, son especialistas en “pintarles” múltiples fantasías.

 

“No más pobres en un país rico”, fue el lema de campaña del individuo más ignorante que ha llegado a la presidencia de la república del Perú, les contó que la culpa de todo, es de la Constitución del 93 y que, cambiando eso, tendríamos resuelto el problema de pobreza.

 

Craso error, destruyeron lo avanzado, generaron más pobreza que nunca y, por supuesto, se pasearon por el país ofreciendo cosas imposibles de cumplir, pero eso sí, creando más brechas, división y odio contra todo aquel que planteara soluciones racionales. Como dice Green, la ilusión y la fantasía son, de lejos, más útiles a sus propósitos que un plan serio, detallado y esforzado.

 

Pruebas al canto, se ha planteado durante los dos últimos años la creación de 134 universidades estatales, a lo largo y ancho del país. Curiosamente, 96 de ellas, propuestas por Perú Libre y sus adláteres Perú Bicentenario, Bloque Magisterial y Acción Popular (cuna de los niños). Obviamente, esta gente sabe que sus leyes de creación, muchas aprobadas y publicadas en el diario oficial, son un saludo a la bandera, puesto que no existe la necesidad de ellas, no hay el presupuesto para desarrollarlas y operarlas y, que finalmente, el Congreso no tiene facultad para generar gastos al Estado. Pero no importa, ellos ya cumplieron.

 

Obviamente, la irresponsabilidad no tiene límites, pues ya crearon la expectativa y de ahí en adelante, ya podrán reclamar promesas y acuerdos no cumplidos. Ya tendremos, de cara al futuro, algunos motivos adicionales de resentimiento, malestar y argumentos para más protestas.

 

Si en el país tenemos 95 universidades licenciadas, tenemos una universidad por cada 347 mil ciudadanos, lo que compara con Chile, que cuenta con 58 universidades, a razón de una universidad por cada 295 mil ciudadanos, Brasil con 211 universidades, a razón de una universidad por cada 1.03 millones de ciudadanos por cada universidad y Alemania, que, con 385 universidades, tiene una universidad por cada 219 mil habitantes.

 

Lo interesante se puede observar en el tipo de estudios realizados, pues mientras en el Perú más jóvenes quieren estudiar derecho y administración de empresas, en Chile las principales carreras son tecnología y medicina, en Brasil medicina y derecho, en Alemania ingeniería e informática, en Estados Unidos negocios e ingeniería, mientras en China medicina e ingeniería.

 

¿Podemos adivinar cuántas de las 134 universidades que desean fundar los congresistas están orientadas a ingeniería, tecnología y medicina? Pues, casi ninguna: ¡Bingo!

 

¿Alguien está pensando en la calidad de la educación? El pésimo nivel educativo de muchas universidades, nos lleva a la reflexión de la universidad sudafricana que decía:

 

“El colapso de la educación es el colapso de una nación, pues:

 

(I) Los pacientes mueren a manos de esos médicos.

 

(II) Los edificios se derrumban a manos de esos ingenieros.

 

(III) El dinero se pierde a manos de esos economistas y contadores.

 

(IV) La humanidad muere a manos de esos eruditos religiosos y

 

(V) La justicia se pierde a manos de esos jueces y fiscales”.

 

¡Así estamos!

 

 

 

Fuente: CanalB

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