Por Madeleine Osterling, publicado en Expreso

Nos guste o no, Trump actúa con autoridad, principio cada vez es más escaso en nuestro país. Llegó preparado para ejercer la presidencia de inmediato y cumplir con sus promesas de campaña. Son decisiones duras, algunas exageradas y altisonantes, fiel reflejo de su personalidad, pero son la consecuencia del aprendizaje de su primer periodo presidencial. Uno de sus objetivos más importantes es reducir el Estado federal mediante una política de incentivos para renunciar. No quiere trabajar con la burocracia demócrata; perfectamente entendible, los mandos medios que no comulgan con el gobierno son el peor enemigo de la autoridad y le jugarían en contra para debilitar su gestión. Tiene gente preparada y alineada, de su absoluta confianza y la quiere a su lado. Como él mismo señalo: “esta victoria electoral me ha otorgado un mandato poderoso y sin precedentes para gobernar”. Tiene 53% de aprobación (10/02/2025 – CBS News), sin precedentes.

Trump ha cometido muchos excesos y su tonito soberbio suele provocar división y ruptura, pero él sabe, que “de todo nos cansamos menos de poner en ridículo a los demás y vanagloriarnos de sus defectos” Pareciera una frase reciente, pero proviene de The Pleasure of Hating el ensayo del inglés William Hazlitt de 1826. Perfectamente podría ser un principio rector de la historia de la humanidad, porque el odio ha sido utilizado como herramienta política desde que el hombre tiene memoria. Se cambian los roles y aquellos individuos que no se ubican en sus ideas se convierten en enemigos y no adversarios.

Una de las decisiones que mas ha golpeado a nuestra caviarada local ha sido el desmantelamiento de USAID. La gran crítica es que dejará sin empleo a miles de estadounidenses en el mundo y sin ayuda de salud, educación y alimentaria a muchísimas poblaciones vulnerables. No siempre comulgo con sus formas, pero cuando las organizaciones se prostituyen exponencialmente, la única forma de encausar sus objetivos es comenzar desde cero, haciendo tábula rasa. Como en casi todo dictamen de esta magnitud, siempre justos pagan por pecadores.

Increíble que los contribuyentes del país mas capitalistas del mundo hayan financiado a medios caviares que difunden la ideología que trata de destruirlos. Hemos estado controlados por activistas políticos financiados por USAID que han decidido los destinos de nuestro país por demasiados años. Han envilecido a la prensa y comprado jueces y fiscales. Algunos medios como El Comercio parecen preocupados porque ya soplan otros vientos, sorprendió su portada del jueves pasado en la que, finalmente, se atrevieron a poner en portada la investigación abierta por el MP contra el fiscal Vela y la procuradora Carrión. Aunque canal N, del mismo grupo económico, entrevista al exprocurador Antonio Maldonado, gran defensor de los cuestionados fiscales.

Los “desamparados” como el diario La República ya hablan de cacería política contra las ONG mientras que en el Congreso tienen entrampada la ley que permitiría un mayor control y fiscalización sobre los fondos que reciben, porque sostienen que cualquier modificación legal en ese sentido, es una vulneración de derechos.

El tema es que estas organizaciones quieren trato especial, supra regulación, estar por encima de todos, calificando a cualquier control adicional como autoritarismo o intromisión. Que la APCI siga pintada en la pared y que nadie les toque sus flujos de dinero descontrolado. La transparencia solo se le requiere al prójimo. Como bien dice el filósofo Robert Conquest: todo el mundo es de derechas en aquellos asuntos que conoce de primera mano y los caviares entienden y priorizan más que nada, sus propios bolsillos. ¿Cuántos se habrán enriquecido en esta danza de millones? El reflejo de la perfecta incoherencia entre el discurso y su realidad.

Esta indeseable casta languidece, ojalá sea su fin y paguen por el inmenso daño que le han hecho al país.