Opinión

Superexternalidad; por Luis Carranza

Publicado el 14 de julio de 2025

Por Luis Carranza, publicado en Perú21


"En el caso de la actividad de agroexportación existen condiciones excepcionales que ameritan no solo un tratamiento tributario preferencial, sino también la priorización de acciones públicas colaterales para incentivar una mayor inversión privada".

 

La externalidad se produce cuando la actividad en un sector genera un impacto positivo o negativo en otro sector. Esto genera que el Estado deba tomar acción para incentivar las actividades que generan externalidades positivas y desincentivar o mitigar los daños causados por las actividades que generan externalidades negativas.

 

Así, por ejemplo, si tenemos consumo en bebidas alcohólicas o en tabaco, se genera un impacto negativo en la salud. De allí que se tenga que colocar impuestos selectivos al consumo. Las actividades extractivas que afectan negativamente el medioambiente tienen que internalizar dentro de sus costos las inversiones necesarias para evitar este daño ambiental. Del otro lado, la educación tiene grandes externalidades positivas, así que el Estado ofrece educación pública gratuita o altamente subsidiada con el objetivo de universalizar el acceso a la educación.


En el caso de la actividad de agroexportación existen condiciones excepcionales que ameritan no solo un tratamiento tributario preferencial, sino también la priorización de acciones públicas colaterales para incentivar una mayor inversión privada, desde obras de infraestructura de irrigación hasta la facilitación de los trámites de exportación, entre otras acciones.

 

La actividad de agroexportación tiene la capacidad de generar empleo masivo. Esta demanda de trabajo se convierte en un imán para atraer migración de zonas altoandinas de baja productividad a zonas de alta productividad donde se concentra la actividad agroexportadora. No hay ninguna otra actividad económica que puede convertirse en ese dinamizador estructural de la transformación de nuestro país. La primera externalidad la tiene el sector público, que ahora cumple de manera ineficiente su función de ofrecer salud y educación a nuestra población en las zonas altoandinas. La alta dispersión poblacional hace muy costoso y muy difícil lograr ese servicio. Sin embargo, al generarse esa migración, el Estado ahora sí podría ofrecer esos servicios de educación y salud con mejor calidad, y a mucho menor costo para la población migrante.

 

La segunda externalidad se genera para todo el país debido a la mejora sustancial en el capital humano de nuestra población.

 

Esta doble o superexternalidad es la verdadera justificación para que la agroexportación tenga beneficios tributarios. El debate ha estado sesgado a un concepto equivocado de “industria naciente” que plantea ciertos apoyos estatales (tributarios, barreras comerciales, etcétera) a sectores con costos medios muy altos porque recién empieza su actividad. Pero, una vez que se alcanza un tamaño suficiente del sector y se generan las economías externas que hacen bajar los costos medios, ya se deberían suspender los apoyos estatales. Para algunos todavía necesitamos incentivos tributarios, pero para otros ya se logró un tamaño importante y ya no es necesario continuar con los beneficios.

 

Pero esa discusión está totalmente equivocada. Estamos ante un sector que podría transformar estructuralmente la economía peruana en los próximos 15 años. No hablemos ya de las economías de aglomeración que se generarían en ciudades con mayor densidad o los efectos de desborde a otros sectores; el crecimiento de la actividad agroexportadora nos permitiría erradicar la pobreza en 15 años.  

 

En el gráfico 1 podemos ver la cartera de proyectos que podrían sacarse adelante. Estamos hablando de que podríamos incorporar más de 500,000 hectáreas a actividades de agroexportación, lo cual implicaría prácticamente triplicar las hectáreas actuales dedicadas a la agroexportación. El impacto en el empleo se puede ver en el gráfico 2. Actualmente, la agroexportación ha generado más de 3’300,000 puestos de trabajo entre directos e indirectos. Con la cartera de proyectos estaríamos creando más de 6 millones de nuevos puestos formales de empleo. 

 

Estos nuevos puestos no solo erradicarían la pobreza, sino que también generarían una fuerte demanda de bienes y servicios, muchos no transables, que beneficiarían prácticamente al resto de sectores de la economía generando un aumento importante del empleo en toda la economía (empleo inducido). Las leyes del mercado generarán por sí solas mayor crecimiento y mejores salarios.  

 

Uno puede entender que los empresarios estén enfocados en mantener sus beneficios tributarios (a nadie le gusta pagar impuestos), uno puede entender que los trabajadores quieran ganar mejores salarios (todos queremos aumentar nuestros ingresos), pero lo que no se puede entender es la gran miopía de la clase política peruana, que es incapaz de ver la posibilidad de transformar nuestro país, eliminando la pobreza con acciones concretas y focalizadas para que la agroexportación se convierta en el principal motor de crecimiento en los próximos 15 años.  

 

 

 

 

Fuente: CanalB

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