Política

¡Ay! Una más de los caviares, por Juan Carlos Suttor

Publicado el 08 de enero de 2024

Escrito por Juan Carlos Suttor en el blog Sin Pelos en la Lengua

 

La asociación entre el término "caviar" y la élite peruana puede rastrearse hasta la connotación de lujo y exquisitez que rodea al producto original. El caviar, extraído de la huevera de los esturiones, ha sido tradicionalmente considerado un manjar exclusivo, reservado para aquellos con recursos económicos significativos. Si bien la frase "gauche caviar" nace en los 80 en Francia durante el gobierno socialista de François Mitterand, esta idea se trasladó metafóricamente a la sociedad peruana, donde el término "caviar" empezó a utilizarse para describir a aquellos que pertenecen a la clase alta, viven en áreas privilegiadas y disfrutan de un nivel de vida ostentoso pero que se sienten culpables de las diferencias sociales y de las desigualdades del mundo.

 

Uno de los puntos principales de crítica hacia los "caviares", que aborda diversas áreas, es la percepción de su desconexión con la realidad. Los "caviares" están alejados de las luchas diarias de la mayoría de la población peruana y viven en una burbuja que los aísla de las dificultades que enfrenta la gente común.

 

"Los caviares", además, forman parte de un sistema que perpetúa prácticas corruptas, utilizando sus conexiones y privilegios para obtener beneficios personales a expensas de la equidad y la justicia social. Esta percepción contribuye a la desconfianza hacia las élites y las instituciones, alimentando la brecha entre clases.

 

La falta de empatía es otra crítica común. Los "caviares" no muestran suficiente sensibilidad hacia los problemas sociales y económicos que afectan a la mayoría de la población. Esta falta de empatía se ha manifestado en políticas y decisiones que no abordan adecuadamente las necesidades de los sectores más vulnerables. El más claro ejemplo es Martín Vizcarra, culpable del asesinato de 200 mil peruanos durante la pandemia.

 

Identificar a un "caviar" no es muy difícil. Muy probablemente ha estudiado en la PUCP o trabaja para una ONG "progre" de Derechos Humanos; seguramente ha sido ministro, funcionario público o ha hecho consultorías para los gobiernos de Paniagua, Toledo, Humala, Kuczynski, Vizcarra, Sagasti, Castillo o Boluarte. Es admirador y defiende a rajatabla a Gustavo Gorriti y su ONG IDL Reporteros, así como a la CIDH.

 

A los "caviares" les encanta tomar café en Dasso o en la Pastelería San Antonio y saludarse con todo el mundo, dándole la espalda a un país que sigue en proceso de destrucción, gracias a ellos precisamente. Les repulsa decir la palabra "terrorismo", reemplazándola por "conflicto armado". Admiran ese mamarracho llamado "El Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social - LUM", financiado por el gobierno alemán, así como a esa huachafería llamada "El ojo que llora" ubicada por el Campo de Marte.

 

Lo cierto es que lo que mejor define a los "caviares" es, como muy bien describió Ricardo Vásquez Kunze en su columna del 29 de diciembre en el diario Expreso, "lo que los define actualmente es la petulancia, la pedancia diríamos de creerse superiores moral e intelectualmente al resto de los mortales y, por lo tanto, de tener derecho a dirigir los destinos del país".

 

Lamentablemente, los "caviares" no se acaban, no se extinguen, pues son una plaga, se reciclan y se reproducen.

 

Y como si fuera una broma de mal gusto, la víspera del Día de los Inocentes resucitaron y aparecieron nuevamente, como en la película "El regreso de los muertos vivientes", esta vez bajo la denominación llamada "Coalición Ciudadana". Se presentaron en las redes a través de un comunicado titulado “Manifiesto por la Democracia”, el cual indicaba que estaban buscando una salida “pacífica y constitucional” a la crisis que atraviesa el Perú, donde, después de su blablablá acostumbrado, terminan pidiendo el adelanto de elecciones como única salida a la situación actual.

 

Obvio, creen que los peruanos patriotas, los demócratas, somos cojudos. En el 2024 terminan sus funciones los traidores a la patria Jorge Luis Salas Arenas, a cargo del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y Piero Corvetto, jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), un par de delincuentes que amañaron las elecciones del 2021 y los únicos que podrían torcer una elección a favor de estos parásitos. Recuerden la frase de Stalin: No importa cómo se vota ni quien vota, ni donde ni a quien. Lo importante es quien cuenta los votos.

 

El panfleto en cuestión, un ejercicio retórico vacío, está plagado de frasecitas cliché como “El manifiesto busca impulsar la participación ciudadana y alcanzar consensos en reformas políticas fundamentales para fortalecer la representación y protegerla contra la corrupción y el crimen organizado”.  O “construcción de la democracia, procesos electorales transparentes, nuevos liderazgos y cierre de las brechas sociales”. Basta con googlear la frase "manifiesto por la democracia" para encontrar decenas de documentos similares, muy poco originales, emitidos en diferentes países por colectivos u organizaciones parecidas.

 

Entre las cosas que más destacan este grupo de reciclados es que a pesar de pensar de forma muy similar —todos son caviares—, se promocionan como gente de pensamiento diferente que formó consensos para armar su coalición.

 

Los payasos de este encuentro, no nos sorprenden: Gloria Montenegro, exministra del asesino Martín Vizcarra; Mirtha Vásquez, primera ministra del delincuente y golpista Pedro Castillo, quien durante su gestión nunca entregó la relación de los participantes de las reuniones de Sarratea; Mesías Guevara, exgobernador de Cajamarca y que junto con Yonhy Lescano destruyeron al partido Acción Popular, al cual ambos renunciaron recientemente; Alfonso López-Chau, actual rector de la UNI, un payaso que no desperdicia las oportunidades de tener protagonismo mediático con miras al 2026 y que hace un años alojó a terroristas en el campus de la universidad; Marisol Pérez Tello, roja —y reitero roja—exministra de Kuczynski y traidora del emblemático PPC y Gino Costa, "caviar" por excelencia y un asco de persona, que se pasea por todos los partidos o movimientos y uno de los gestores del golpe de estado a PPK, por lo cual deberá pagar pena, entre otras personas.

 

¿Es razonable o comprensible que un golpista como Gino Costa promueva hipócritamente la reconciliación y el consenso? ¡Por favor!

 

Tras bambalinas seguramente están roedores como Gustavo Gorriti, su tocayo Mohme, Rosa María Palacios, Augusto Álvarez Rodrich y otros oportunistas y ladrones como José Graña Miró Quesada.

 

No seamos ciegos, este reciclaje llamado "Coalición Ciudadana", que se quiere vender como la última oportunidad para el Perú, no es más que un engaño más de la cochina izquierda. Son la misma basura que desde el año 2000 nos han llevado a la situación actual.

 

 

 

Fuente: CanalB

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