Por Aaron Salomón, publicado en Expreso
Lo manifestado en una conversación por WhatsApp de Jaime Villanueva con una congresista ha significado la caída de su exjefa: la fiscal Patricia Benavides.
En un irregular procedimiento disciplinario inmediato, la Junta Nacional de Justicia (JNJ), ese organismo creado por un Congreso amenazado con cuestiones de confianza por el “lagarto” Martín Vizcarra, suspendió a Benavides por 6 meses, tomando como base los chats de Villanueva, los cuales, de acuerdo a la hipótesis de la fiscal provincial Marita Barreto, demostrarían que la extitular del Ministerio Público encabezaría una supuesta organización criminal.
Esta presunta red delincuencial habría influenciado ilegalmente en los congresistas para que, a cambio del archivo de investigaciones en su contra, voten a favor de inhabilitar a Zoraida Ávalos, designen a Josué Gutiérrez como defensor del Pueblo y destituyan, eventualmente, a los integrantes de la JNJ.
Para evidenciar esta contraprestación, Barreto y su equipo de policías, liderado por el coronel PNP Havey Colchado (que parece ser el artífice de todo este muñeco de paja), se valen de la información que compartió Villanueva a su interlocutora parlamentaria sobre que Patricia Benavides archivó una endeble denuncia de una ciudadana contra unos 40 legisladores “niños”.
Sin embargo, Benavides tomó esta decisión a partir de un documento que le entregó la misma Marita Barreto, en donde le comunica que no tenía NADA en sus despachos que comprometa a estos “padres de la patria”.
También, en los últimos días, se ha acusado a Benavides de no ejecutar una orden de detención preliminar contra 6 congresistas, a solicitud de Colchado y Marita Barreto. No obstante, como bien anotan las exprocuradoras Katherine Ampuero y Yeni Vilcatoma, la Fiscalía de la Nación no es ninguna mesa de partes de la Policía. Lo que sí hizo la suspendida exfiscal de la Nación fue denunciar constitucionalmente a cuatro “niños” de Acción Popular, los que, finalmente, fueron blindados en una votación en el Pleno del Congreso, pero ese es otro cantar.
La pesquisa de Barreto, quien caprichosamente venía indagando, en la práctica, a Patricia Benavides desde mayo, pese a que no podía hacerlo porque no es fiscal suprema, solo tiene como prueba los chats de Villanueva, que son tomados por el caviaraje como palabra divina, hasta que se menciona a alguno de sus tótems.
El dominical ‘ContraCorriente’, de Willax Televisión, mostró una conversación en la que Jaime Villanueva le dice a su interlocutora –cuya identidad se desconoce, pero el programa asegura que se trataría de una conocida congresista fujimorista– que el periodista Gustavo Gorriti, director de IDL, tiene amenazado a Juan Carlos Villena, hoy fiscal de la Nación interino.
De inmediato, la ONG de izquierda publicó una nota en su sitio web, cuestionando la veracidad de este chat, el cual se encuentra en una carpeta fiscal reservada con la declaración de Villanueva del 4 de diciembre. La lógica de la peste caviar es que todo lo que afirma el exasesor de Patricia Benavides es cierto, salvo su mención a Gorriti. Así de absurdo es todo esto.
Fuente: CanalB
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