Por Hugo Guerra, publicado en Expreso
El triunfo de Milei prueba la posibilidad de derrotar al comunismo y la progresía de América Latina, porque la libertad avanza cuando las fuerzas del centro y la derecha se unen contra la casta.
Sin embargo, me inquieta pensar si ese ejemplo podrá ser replicado en el Perú. De cara al 2026 las fuerzas democráticas están dispersas, alrededor de 32 partidos desde ahora se están canibalizando. Cual mulas tercas son incapaces de empezar a acordar, por lo menos, un programa de gobierno mínimo que saque al Perú de su estancamiento.
El egoísmo y la estupidez entre caudillos desgració al estado naciente en el siglo XIX; en el XX el odio irracional al APRA impidió dos veces el justo triunfo de Haya; alentó el golpe contra Belaunde en el 68; frustró la alianza que hubiera sido lógica entre Kuczynski y Keiko; y, más recientemente, rompió la unidad cuando de Soto fue a buscar para la segunda vuelta a Pedro Castillo en vez de apoyar al verdadero líder del cambio, Rafael López de Aliaga.
Luego, cuando precisamente RLA ha conquistado la alcaldía metropolitana en lucha contra los comunistas, sus supuestos aliados naturales partidarios y de la prensa democrática se han dedicado a la mezquindad absoluta. No se le apoya en la lucha contra los peajes que violan el derecho constitucional al libre tránsito. Tampoco se apoya el saneamiento presupuestal y la fumigación del municipio de tantos consultores caviares. Se desestima su batalla cultural. Se silencian las obras inauguradas en los sectores populares. Se desinforma sobre los nuevos circuitos viales periféricos, las renovadas estrategias de seguridad ciudadana, la recuperación del centro de Lima y el Paseo de Aguas, las recién inauguradas escaleras en los cerros y, hasta se burlan de la visión de convertir a Lima en potencia mundial.
Miopemente los líderes de la derecha ven en RLA al enemigo pese a que ha anunciado su falta de interés en postular a la presidencia. No entienden que el popular Porky es aliado indispensable para construir el frente amplio democrático y liberal que necesitamos, aunque esa imperdonable mezquindad únicamente le dará ventaja al enemigo izquierdista.
Basta ya. Dejemos la mezquindad de lado, el alcalde Lima podría ser el equivalente a Patricia Bullrich porque, tarde o temprano, le daría el triunfo a un eventual Milei peruano. ¡Apoyemos una exitosa gestión metropolitana! ¡Preservemos la unidad y hagamos realidad nuestro frente de lucha contra el enemigo rojo!
Fuente: CanalB
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