Por José Luis Gil, Analista político y ex GEIN
Publicado en El Reporte
Cuando aún no hemos terminado de salir de la grave crisis política en el país, generada por el caviarismo contra la Fiscal de la Nación Patricia Benavides, recibimos la lamentable noticia de que el “tren de Aragua” asesinó a 9 trabajadores de la Mina La Poderosa en Pataz, La Libertad. Por otro lado, como para “incendiar la pradera”, los “autoconvocados” de la izquierda radical (terroristas excarcelados del MRTA y de Sendero Luminoso) iniciaron su escalada violenta para su quinta, sexta, séptima u otra versión más de sus fracasadas “toma de Lima”, con la toma de la Panamericana Sur en el sector Barrio Chino el domingo en la noche. ¿Con estos “luchadores sociales”, para qué queremos más enemigos entre los peruanos?
El caso del asalto a la Minera La Poderosa en Pataz es solo la punta del iceberg de la vorágine criminal que ha venido desarrollándose desde hace mucho tiempo en la región La Libertad. La falta de estrategias de seguridad de las sucesivas autoridades policiales, del gobierno regional y local, y del gobierno nacional, ha dejado la “cancha libre” a los criminales para hacer y deshacer en la zona como les viene en gana. Dejando claro el mensaje de que esta facción vesánica está altamente resuelta a tomar el control y el poder por la sangre en dicha zona.
Desde esta columna, hemos advertido que los criminales extranjeros de dichas organizaciones transnacionales tienen como estrategia expandirse en todo Sudamérica. Para ello, utilizan un emplazamiento táctico en el norte, Lima y el sur del país, así como la aplicación de métodos criminales recurrentes como el “gota a gota” y la extorsión, que luego evolucionan en secuestros y asesinatos mediante el sicariato. Al parecer, el análisis estratégico hecho por la policía no está siendo tomado en serio por la empresa privada, en especial la minera, el Estado y la ciudadanía. Hemos advertido que esto no se trata de criminales errantes de poca monta, sino de grupos organizados con objetivos claros (emporios económicos o negocios).
Es necesario desterrar las formas “tradicionales” de actuar de las empresas mineras y quizá sea el momento de pensar en ser una sola fuerza empresarial que intercambie inteligencia y métodos más eficaces de seguridad, que puedan ser un muro de contención contra la arremetida criminal. Seguir actuando de manera convencional y dispersa frente a un problema sui géneris no es el camino. Si hoy no somos unidos, inteligentes, audaces, eficaces, corporativos y estratégicos, no solo podemos perder el país, sino también el futuro. Es deber de los dueños, inversores y directivos de las empresas mineras promover una sola estrategia en beneficio de todos.
Por eso, le pedimos al gremio minero que reflexione sobre sus potencialidades como grupo empresarial para contrarrestar el avance de la criminalidad organizada. Le pedimos también al Estado que renueve sus estrategias de seguridad ciudadana para ahuyentar a los criminales y no a los empresarios, y a los ciudadanos, que no se dejen utilizar por operadores ideologizados, politizados o proclives al crimen, porque ellos no quieren el progreso, sino su provecho personal o de grupo. Esperamos que pronto encontremos ese camino por el bien del país. ¡Sí se puede!".
Fuente: CanalB
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