Por Dr. Manolo Fernández
La gran tragedia de la vida no es la muerte en sí, sino permitir que nuestros sueños, talentos y pasiones mueran dentro de nosotros sin haberlos dejado florecer. Es un destino más cruel que la muerte misma: llegar al final del camino con la certeza de que pudimos haber sido más, haber creado más, haber amado más, pero nos dejamos consumir por el miedo, la rutina o la comodidad.
Cada día es una oportunidad para dar vida a aquello que llevamos dentro, para transformar pensamientos en acciones, para convertir ideas en realidades, para tocar la vida de otros con lo que somos. No hay mayor arrepentimiento que mirar atrás y ver un potencial desperdiciado, una luz que nunca brilló con toda su intensidad.
La muerte es inevitable, pero morir en vida es una elección. La verdadera tragedia es enterrar nuestros sueños antes de que la vida lo haga con nosotros.
Fuente: CanalB
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