Opinión

Abuso y ensañamiento de la justicia politizada, por Pablo Bustamante Pardo

Publicado el 03 de julio de 2024

Por Pablo Bustamante Pardo, expresidente del IPAE

 

Mucho hemos publicado sobre la clamorosa situación del sistema judicial peruano, venido a menos por falta de preparación de sus miembros, por la profundidad de la corrupción en sus estamentos y por la severa politización de sus cúpulas, tanto en la Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder judicial.

 

Nuestros análisis, por necesidad, suelen ser impersonales y sobre situaciones generales. Hoy podemos publicar un análisis con nombre propio, sobre un asunto que afecta a un buen peruano perseguido por razones ajenas a cualquier responsabilidad delictiva, quién sabe si por un afán ideológico o como un simple chivo expiatorio para desprestigiar al sector empresarial.

 

Se trata del caso de Ricardo Briceño Villena, expresidente de Confiep, que tuvo el pecado de dirigir una larga y profunda campaña mediática que destacó el rol de la economía de mercado y la inversión privada para la prosperidad de todos los peruanos.

 

Además, en este caso, comento con conocimiento de causa, pues tuve el honor de participar activamente en el diseño y ejecución de dicha campaña.

 

Comparto con ustedes la Carta Abierta de Briceño al respecto.

 

CARTA ABIERTA DE RICARDO BRICEÑO

 

Como muchos de ustedes saben, hoy asistí al primer día del juicio que enfrento como supuesto integrante de una organización criminal liderada por Keiko Fujimori, y no puedo dejar de preguntarme lo mismo que hace seis años cuando empezó esta pesadilla: ¿qué hago yo acá? Estuve sentado con otros 42 acusados, a quienes prácticamente no conozco, con los que no he tenido ningún vínculo empresarial ni político, incluida a la señora Fujimori, pero con los que supuestamente conformo una red de captación y lavado de dinero.

 

He querido estar presente este primer día del juicio, por más que por temas de salud debería estar en mi casa, porque quiero que se me escuche y que se entienda que nada me une a los otros acusados, y que nunca he cometido los delitos que se me imputan.

 

Durante mi gestión como presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), entre marzo de 2009 y febrero    de 2011, mi compromiso fue siempre el de promover los valores de la economía de mercado y la iniciativa privada, sin distinción política. Bajo mi liderazgo, se lanzó la “Campaña Integral de Comunicación para promover la economía de mercado e inversión privada”, que buscaba fortalecer nuestro modelo   económico sin involucrar temas políticos ni electorales. Esa promoción arrancó en el 2009 mucho tiempo antes de las elecciones y jamás   tuvo fines políticos.  Sus spots   resaltaban la importancia de la generación de riqueza, los avances en telecomunicaciones, el crecimiento    económico ejemplar que tenía el Perú, entre otros temas similares.  De acuerdo con la teoría de la   Fiscalía, yo usé de pretexto dicha campaña, para agarrarme los fondos que los empresarios habían donado a Confiep con ese fin y usarlos en hacer spots que favorecieran la candidatura de la señora Keiko Fujimori.  Lo hice, además, siempre según su teoría, cuando ya no era presidente de Confiep y cuando no podía disponer de ni un solo sol de la institución.

 

Estamos ante una acusación descabellada que no se sustenta en ni una sola prueba, y que ha sido rebatida con testimonios, documentos y hechos concretos. Nunca he tenido vínculos políticos con Keiko Fujimori ni con ningún partido político. Jamás apoyé su campaña ni doné un sol para la misma. Mi único interés siempre ha sido el bienestar y la promoción de las buenas prácticas empresariales en nuestro país y en eso consistió la campaña en favor de la empresa privada que inicié en Confiep y que continuó, a partir del año 2011, mi sucesor Humberto Speziani.

 

Esta situación injusta ha tenido un impacto devastador en mi vida personal y profesional. Mi reputación, construida a lo largo de años de trabajo y compromiso con la ética empresarial, se ha visto gravemente afectada. Sin embargo, mantengo la fe en que el sistema judicial se guiará por la abundancia de pruebas presentadas y me retire de un caso con el que no tengo absolutamente nada que ver.  Confío en que se hará justicia y podré recobrar la tranquilidad que hace seis años se me arrebató.

 

Es por ello que les pido me permitan dar a conocer mi voz en este difícil momento. Necesito que se escuche mi versión de los hechos, basada en la verdad y en la legalidad.

 

Es mi esperanza que, a través de ustedes, pueda restituir mi buen nombre y continuar mi labor en defensa de los principios que siempre he profesado.

 

Agradezco de antemano su atención y apoyo en estos momentos difíciles. Estoy seguro de que juntos podremos hacer valer la verdad y la justicia.

 

Atentamente,

Ricardo Briceño

 

 

 

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