Opinión

La batalla cultural, por Ernesto Álvarez Miranda

Publicado el 21 de agosto de 2024

Por Ernesto Álvarez Miranda, publicado en Expreso

 

Es sabido que la ideología decide la naturaleza del sistema político; así, una ideología totalitaria, sea teocrática como la de Hamás o Irán, o estatista como la de China o Corea del Norte, procurará crear las instituciones que sirvan a ese peculiar conjunto orgánico de ideas. Así, la orden recibida por los asalariados del totalitarismo es desnaturalizar las instituciones y los conceptos propios de la ideología democrática, con el objetivo de destruir la sociedad basada en los valores del humanismo cristiano. Para ello, es necesario negar el legado de nuestros padres: el aprecio por el esfuerzo personal, enfocado y persistente; por la vida del ser humano, pues toda vida que late en el cuerpo de su madre merece sobrevivir; por la libertad que nos hace responsables de las decisiones que tomamos; por la dignidad humana que nos obliga a tratarnos con igualdad y respeto; y por el sentido común, que nos protege de ideologías que desconocen la biología y la moral. Por eso, la familia como institución viene siendo atacada desde distintos ángulos, con diversos disfraces y pretextos; si no enfrentamos la millonaria campaña mundial, correrá igual suerte que la Iglesia, debilitada desde sus cimientos y desacreditada hasta el punto de haber socializado la idea de que los creyentes somos personas de escaso criterio y poca cultura.


Pero no nos engañemos, el ataque a nuestra cultura tan solo es un medio, la verdadera finalidad es la derrota, tanto del capitalismo como forma de vida y de relación natural entre las personas, como de la democracia en tanto fórmula de convivencia pacífica entre los grupos sociales con intereses y tendencias contradictorias. El propósito final es el de concentrar todo el poder en manos de una pequeña élite global, compuesta por los ya conocidos supermillonarios pervertidos y por un puñado de políticos sin escrúpulos y desmedida ambición. Si durante el siglo XX el gran enemigo fue el totalitarismo socialista, tanto en su faceta nacionalista: el fascismo, como en la internacionalista: el comunismo. En este siglo, la mayor amenaza serán los intentos de establecer un gobierno global orwelliano, una enorme granja como la anunciada por Hayek, donde la libertad signifique subordinación y el derecho, arbitrariedad.


Por cierto, esos intentos provendrán desde distintas tendencias ideológicas, desde la izquierda neocomunista, gramsciana, como desde la derecha plutocrática y mercantilista. Ambas tienen en común el más absoluto desprecio por la voluntad popular, siempre que no la puedan dominar con sus grandes empresas propietarias de medios de comunicación y sus frívolos políticos fabricados en laboratorios de marketing. Participar en la batalla cultural es un deber que nuestra conciencia exige; defender nuestros valores es un compromiso con nuestros hijos.

 

 

 

Fuente: CanalB

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