Por Carlos E. Gálvez Pinillos, expresidente de la SNMPE
Hacen mucho daño
Los ignorantes no deben ser congresistas
¿Alguien ha pensado en el daño que nos hacen? El Congreso de la República, una institución que debiera ser de las más respetadas, especialmente por ser la representación ciudadana, aquella en la que la ciudadanía deposita su confianza con la esperanza de que legisle para llevarnos a la prosperidad, fiscalice debidamente la gestión del poder ejecutivo y nos represente. Pero cada vez tiene menos aceptación (últimamente, alrededor de 6%).
¿Por qué ocurre tal distancia del pueblo respecto al Congreso?
Pero, al margen de todos estos diversos temas, los congresistas ignorantes desinforman, dicen tonterías y con ello, confunden a ciudadanos menos informados y hacen daño. Por ejemplo:
Una congresista, ignorante o cretina, salió a decir que “Tía María no va”, argumentando que Arequipa no necesita de la minería, porque este departamento era el principal productor de cebolla y uno de los principales productores del país “y no gracias a la minería”.
A esta pobre señora nadie le dijo, que Sociedad Minera Cerro Verde había invertido US$500 millones en construir la PTAR de “La Enlozada” (planta de tratamiento de aguas residuales) tratando los desagües de toda la ciudad de Arequipa, en adición al pago puntual de sus impuestos, y que la opera a su propio costo desde el año 2016.
Claro, su desconocimiento no le ha permitido enterarse de que, con ella se limpia el 100% del desagüe arequipeño y, que los agricultores que antes regaban sus cultivos con las aguas negras que corrían por el río Chili, hoy lo hacen con estas aguas, que están limpias y permiten un riego saludable.
Tampoco se ha enterado de que, por esta contribución del sector minero, se han reducido sustancialmente las enfermedades intestinales y diarreicas en Arequipa y que, como consecuencia, también se ha reducido tremendamente la anemia infantil.
Cuando se opone al proyecto Tía María y “defiende” la agricultura del valle de El Tambo, no sabe tampoco, que las aguas del río Tambo provienen de manera importante de un conjunto de 44 géiseres (según INGEMMET), con hasta 48 mg/l de boro, hasta 28 mg/l de litio y arsénico, entre otros, totalizando un caudal de 50 l/s de esas aguas, vertidas de manera natural al río.
La consecuencia de esto es, que las muestras de arroz contienen hasta 0.8 mg/kg de arsénico, llegando a cuadruplicar el límite máximo de 0.2 mg/kg, aceptado por el Codex Alimentarius.
Igualmente, en aceituna se alcanza hasta 8 veces el máximo contenido de arsénico aceptado por el Consejo Oleícola Internacional. Por lo que el arroz y las aceitunas de El Tambo, no se pueden exportar.
Habría que hacerle saber y entender a esta señora y a sus camaradas antimineros, que el proyecto Tía María considera la construcción de una represa, para acumular aguas limpias, con las cuales se beneficiaría la agricultura del valle, convirtiendo su arroz y aceitunas en productos exportables, ampliándoles el mercado y, con ello, sus precios y ganancias.
Otro tanto ocurre con los congresistas en términos del manejo de temas tributarios.
Hace muy poco, un excongresista pontificaba en televisión, con el desparpajo que sólo la ignorancia le permite a un individuo, sobre la “evasión de impuestos” en la compra-venta del proyecto Las Bambas, de Glencore-Xtrata de Suiza a MMG de China, actual propietario.
Decía, sin vergüenza alguna, que debieron haber pagado US$ 800 millones, al vender el proyecto en US$ 7,000 millones. Además, que este era el producto de un contrato de no doble tributación, que habría hecho, que los impuestos se pagaran en Suiza.
Nadie le explicó a este inefable señor: (i) Que el impuesto que correspondía era el aplicable a la “ganancia de capital” y que al haber invertido cerca de US$ 3,500 millones, el impuesto es sobre la diferencia. (ii) Que la tasa del impuesto a tal ganancia de capital es de 15%, igual en Suiza y en Perú, por este convenio. (iii) Que, como consecuencia, se pagó al Estado peruano, impuestos por US$ 580 millones. (iv) Y finalmente, que, si él tiene algún malestar con el convenio, éste se firmó cuando él era congresista, por lo que hubiera podido oponerse.
Como vemos con un par de ejemplos, los daños que los ignorantes son capaces de infligir a nuestro país, son enormes.
Por eso, ¡los ignorantes NO DEBEN ser congresistas!
Fuente: CanalB
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