Opinión

Pérez de Tudela y la república conservadora; por Fernán Altuve-Febres Lores

Publicado el 30 de julio de 2025

Por Fernán Altuve-Febres Lores, publicado en Expreso

 

Manuel Tiburcio Pérez de Tudela y Vílchez nació en Arica aproximadamente hacia 1772. Pertenencia a una familia hidalga de origen montañés asentada en Moquegua. Muy joven, llegó a Lima para estudiar con los agustinos en el colegio de San Idelfonso y luego paso al convictorio Carolino donde recibió la poderosa influencia de la Ilustración Católica y luego se licencio en derecho.


En la Real Audiencia virreinal se le encargo las más difíciles defensas de oficio. Estas eran a los primeros peruanos acusados de insurgentes como fue el caso de Ugalde (1805), Manzanares y Figueroa (1809), Jose de la Riva Agüero (1818), quien lo estimaba mucho y llegó a ser presidente, o el conde de la Vega del Ren (1821). Todos estos patrocinios legales lo fueron aproximando lentamente a la causa separatista como así lo manifiesta su biógrafa la notable historiadora Margarita Guerra.


Cuando en julio de 1821 se reunió el cabildo de Lima para decidirse por la independencia Pérez de Tudela percibió que existían sentimientos encontrados y por ello, con gran inteligencia, optó por redactar un “Acta de Independencia” y no una “Declaración de independencia”. Es decir que presentó a los firmantes la constatación de un hecho que debe dar origen a un nuevo derecho y no un alegato. Por lo dicho el escritor Manuel Vegas Castillo, al escribir sobre el sutil jurista que resulto en el fundador de nuestra independencia, sentenció con justicia: “Jefferson en Estados Unidos, Tudela en el Perú.”


En marzo de 1822 se instaló la Sociedad Patriótica para debatir la futura forma de gobierno del naciente Estado. Los monárquicos estuvieron representados por José Ignacio Moreno y los republicanos por Jose Mariano de Arce. Pero entre los oradores se escuchó el discurso mesurado de Manuel Pérez de Tudela que, atendiendo al hecho que los demás países de la región ya se habían decidido por la forma republicana aconsejo este régimen, pero bajo la forma de una “república conservadora”.


Es muy probable que si la idea republicana logro ser aceptada en el Perú monarquista de entonces fue gracias a la visión moderada que de ella había propuesto Pérez de Tudela, pues la mostraba alejada del del jacobinismo de la revolución francesa y próximo a la imagen del republicanismo clásico: “… creo existir en tiempos gloriosos de Atenas y de Roma, tiempos en que el mérito y la virtud eran tan solo elevados a la primera magistratura de esas repúblicas.”


Antes de terminar el año de 1822 fue elegido diputado por Arequipa en el primer congreso constituyente. En febrero de 1823 apoyo la instauración de la presidencia unipersonal en el mariscal Riva Agüero y lo sostuvo contra la facción liberal del parlamento que lo quiso derribar pocos meses después. Mas allá de su “rivaguerismo”, Bolívar, conciencia de su gran talento jurídico y diplomático, lo convoco para que representara al Perú en el congreso anfictiónico de Panamá en 1826.


Su larga carrera en la labor ministerial se inició en 1832 como ministro de Hacienda del presidente Gamarra, luego fue canciller en dos ocasiones en 1844 y finalmente fue ministro de gobierno de Ramón Castilla en 1847. Ese mismo año se incorporó a la comisión revisora del proyecto de código civil que finalmente se promulgaría con la firma de Bartolomé Herrara en 1852. Su aporte más importante fue defender la institución matrimonial como un vínculo sagrado y no como un mero contrato jurídico como también haría José de la Riva Agüero y Osma en 1936.


Pero, sin duda alguna, la magistratura donde más brillo su sapiencia jurídica fue la fiscalía suprema que ejerció desde 1839 hasta que la revolución liberal de 1855 lo destituyo sin causa justificada. Octogenario falleció el 15 de marzo de 1863 siempre como devoto miembro de la archicofradía de la Vera Cruz que fundo francisco Pizarro.

 

 

 

 

Fuente: CanalB

Noticias relacionadas

Escribe un comentarios
Últimas publicaciones