Por Fernando Calmell del Solar, publicado en Expreso
Sin ninguna duda, todos los peruanos estamos horrorizados por las imágenes difundidas del asesinato de los 13 trabajadores mineros en Pataz. Señores, esto no es un video cualquiera de un asesinato, es un mensaje claro para infundir terror en toda la población. Trabajadores vendados, amarrados, arrodillados que son ejecutados de manera “profesional”, con indicaciones muy claras de cómo ejecutarlos para causar el mayor daño fatal.
Viendo esto, tenemos que hacernos varias preguntas:
Los asesinos, ¿son mineros informales? No.
¿Son mineros ilegales? No.
Seguramente, en varios pueblos, sobre todo de la sierra del Perú, este video debe hacer recordar este mismo mecanismo que fue utilizado en la época de los 80 y 90 por los terroristas para matar a cualquier peruano acusado de colaboracionista con las fuerzas del orden.
Entonces, ¿qué es lo que hemos visto? ¿El retorno de Sendero Luminoso, el retorno de sus técnicas para sembrar terror en la población?
¿Qué es lo que tenemos que hacer? Bueno, reaccionar tal como se hizo en los 90, y tener una respuesta rápida y ejemplificadora.
Lo que estamos viendo es TERRORISMO y, como peruanos, no podemos permitir que esto continúe o, peor aún, crezca. Todas las preguntas e incógnitas que nos deja este acto de terror tendrán que ser respondidas cuanto antes, desplegando la inteligencia de nuestras fuerzas del orden, y los culpables deberán ser sancionados, esperemos, por un sistema de justicia justo.
La realidad es que gran parte de la culpa de la ola de violencia y terrorismo que hoy vivimos es del sistema judicial, corrompido al máximo, que libera a los criminales. También de los congresistas y ONGs de izquierda, comunistas y caviares que se opusieron a la promulgación de la ley contra el terrorismo.
¿Quiénes son ellos? Congresistas como Sigrid Bazán, del partido de Verónika Mendoza, que entre sus filas también postuló a Abel Gilvonio Cárdenas, hijo del fallecido TERRORISTA Américo Gilvonio, quien hoy dirige una de las tantas ONG antimineras que, por años, de la mano de los caviares que forman parte del cáncer minero, han destruido la minería formal y la capacidad de formalizarse de muchos mineros artesanales, pequeños y medianos.
Caer en la polarización de “agro sí, mina no” es tan peligroso como caer en el discurso errado que califica a todos los que no son gran minería como ilegales.
Amigos, no es momento de buscar oportunismos políticos ni flashes de cámaras como ya han hecho (lamentablemente) algunos candidatos a la presidencia.
El enemigo del Perú no es uno solo, y por lo tanto, en esta guerra asimétrica no hay una sola solución. Tenemos que eliminar las lacras que, por acción u omisión, están permitiendo que el terrorismo y el crimen organizado avancen. Derrotar a las mafias que destruyen nuestras oportunidades de progreso, desarrollo y bienestar, enriqueciendo a pocos y empobreciendo a todos los peruanos y sus familias.
Es el momento de trabajar unidos todos los peruanos. ¡Ya hemos demostrado que podemos vencerlos!
Fuente: CanalB
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