Escrito por Juan Carlos Suttor, publicado en el blog Sin Pelos en la Lengua
Hace unos días me compartieron un texto, supuestamente escrito por una periodista estadounidense, no sé si verdad o "fake news" porque no se menciona el nombre de la persona, pero que tenía conceptos muy interesantes que en esta ocasión les compartiré, haciendo mi propia interpretación.
Ella decía que Perú, solo sirve para pasear y no para vivir y mucho menos para trabajar o hacer negocios. Perú, decía, tiene un cáncer social innato, arraigado en el ADN de sus habitantes, que saca a flor de piel la miseria, el hambre y la desesperación por el dinero, ya que ven a los extranjeros, como una fuente de ingresos de un solo uso, ese cáncer se llama “la ley del más vivo”. ¿Fuerte el comentario no?
Mencionaba también que el peruano no ve más allá de sus narices y no se da cuenta del beneficio del establecer negocios íntegros y constantes, donde el extranjero regrese y recomiende una y otra vez el servicio o producto. Estimado lector, ¿le suena conocido?
Decía que Perú es un país prostituido, donde abunda la corrupción, la mentira; donde no hay conciencia ni remordimientos, donde el sistema judicial no funciona y por lo tanto, no existe justicia y donde con dinero se puede comprar a jueces, fiscales y testigos. Donde debido a la cultura de desconfianza hay reglamentos estúpidos como por ejemplo la prohibición de usar el celular en los bancos y tratar al cliente como si fuera un delincuente, mientras que en un país del primer mundo hasta te reciben con una taza de café en su sala de espera. ¿Alguien podría estar en desacuerdo con esta afirmación?
Irónicamente, escribía la supuesta periodista, en Perú, un delincuente común pasa por encima de los derechos humanos y civiles de un ciudadano correcto, recibe el apoyo de ONG abogando por sus "derechos humanos" y encima, el sistema peruano lo premia con abogados gratuitos para defenderlo usando el dinero de los impuestos de la víctima, de los familiares de la víctima y finalmente, el de todos los peruanos.
Perú es un país donde un funcionario público te responde "ya, le voy a hacer el favor", cuando no se trata de hacer un favor si no de que cumplan con su trabajo, pagado por quienes pagamos impuestos. No es ayuda, es su deber. Es un país donde abundan los policías que inventan, sin autorización de sus superiores, batidas o redadas para extorsionar arbitrariamente a los ciudadanos y así recolectar dinero para su uso personal.
Perú es el país donde llegan "refugiados" de forma irregular de países socialistas (principalmente Venezuela), que se adueñan de las pistas para pedir limosnas usando a sus hijos o alquilándolos, para dar lástima, otros para delinquir y muy pocos para ocupar puestos profesionales de trabajo. En lo personal, hace mucho tiempo dejé de usar los servicios de delivery de PedidosYa y Rappi porque la mayoría de sus motociclistas son venezolanos delincuentes. Sí, está claro que he terminado detestando a los venezolanos. Lamentablemente muchos no se atreven a decirlo, yo sí.
¿Y qué hacen nuestras autoridades? Pues nada, solo hacerse de la vista gorda y apoyar a esta gente, haciéndose cómplices de estas acciones.
Decía la supuesta periodista que podría seguir con un sinnúmero de hechos, ejemplos y casos con los que seguramente muchos nos sentiríamos identificados, lo cual respaldo.
Que pena por el país en el que nací, un país totalmente burocrático, repleto de leyes sin sentido, sumergido en un caos y sin rumbo, hoy ocupado en los relojes, joyas y cirugías estéticas de la presidente que no preside nada.
Los peruanos tenemos un bello y gran país. Sin embargo y está claro, seamos realistas y a la luz de los hechos, así como vamos, nunca tendremos la oportunidad de ver, palpar y aprender, lo que es vivir en un país desarrollado, donde se respeten todos nuestros derechos, donde si existen los derechos humanos, los derechos propios de la naturaleza, donde existe la ley, hay justicia, existen la honestidad, la integridad y la solidaridad.
Para evolucionar, para salir de la ignorancia, miseria moral y mediocridad en la que nos encontramos, los peruanos de bien necesitamos un líder, que aún no aparece, que erradique el cáncer social en el que nos encontramos y logre renacer a una nueva nación.
Que Dios nos ayude. Mientras tanto, Antauro Humala, un criminal, un asesino, sigue en campaña con el aval del Jurado Nacional de Elecciones y del Congreso de la República que no hace nada. Los otros, nosotros, seguimos conversando e intercambiando ideas sin tomar ninguna decisión.
Fuente: CanalB
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