El Reporte

¿Cuál diálogo?

Publicado el 01 de diciembre de 2022

Fuente: EL REPORTE


La nueva titular de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), Betssy Chávez, decidió poner paños fríos con el Congreso después de sus casi 16 meses de frontalidad. Pidió un diálogo con todas las bancadas parlamentarias. Quiere borrón y cuenta nueva. Sin embargo, olvida que su presencia en el aparato público representa una afrenta al fuero parlamentario y, sobre todo, omite las constantes amenazas que se vienen disparando como balas perdidas del Ejecutivo. La flamante premier fue antes censurada en el sector Trabajo y luego reciclada en el de Cultura. Pese a los anticuerpos, su reincorporación se ejecutó. Lo mismo pasó con Aníbal Torres, su antecesor en la PCM y ahora su asesor. A esto se suma la amenaza de Alejandro Salas, ministro de Trabajo, de que habrá anarquía si se vaca al presidente. También la de Vladimir Cerrón, secretario general de Perú Libre, quien pidió el cierre del Congreso. Lo cual también había pedido el congresista oficialista Guillermo Bermejo, con apoyo de los etnocaceristas, ¿Entonces?


El pasado viernes 25 de noviembre, el investigado presidente de la República, Pedro Castillo, decidió aceptar la renuncia de Torres y puso en su lugar a Betssy Chávez. Los primeros movimientos de esta funcionaria, que oscilaron entre una polémica ratificación y una sospechosa calma, no permitían el augurio de un terreno hospitalario. Primero, insistió en que el Congreso rechazó, por concepto de denegación fáctica, la cuestión de confianza que había presentado el gabinete previo. Esto no colinda con la realidad. Desde el Legislativo se desinfló esta medida declarándola improcedente porque el Ejecutivo trataba de exigir competencias que no le correspondían. En este caso, la de modificar la Ley referéndum. Luego, invitó a los grupos políticos a una mesa de diálogo. Esto inmediatamente fue rechazado por Alianza por el Progreso, Renovación Popular, Avanza País y un sector de Acción Popular. Solo lo acataron los grupos de izquierda, que no identifican el olor “a peligro” que ya advirtió varias veces el congresista Roberto Chiabra.


El pedido de tender puentes además viene siendo desbaratado por personajes de su propio entorno. Primero, por la amenaza del ministro de Trabajo, Alejandro Salas. "Si lograsen algún tipo de objetivo de vacar al presidente de la República, créanme que la convulsión social sería tan grande que el país sería ingobernable realmente. Eso tenemos que evitarlo fortaleciendo la democracia. Es una lectura de la realidad", dijo. También está la solicitud de Vladimir Cerrón, por su siempre conveniente mundillo digital. “El Congreso tiene previsto modificar norma para suspender al presidente con 66 votos, además de pedido de vacancia. Al Ejecutivo no le quedaría otro camino que cerrar el Congreso por sobrevivencia. ¿Están en el punto sin retorno?”, escribió en Twitter. Y tampoco se puede omitir la revelación que hizo el legislador Héctor Valer sobre su colega Guillermo Bermejo, férreo oficialista.“Guillermo Bermejo me planteó medidas anticonstitucionales, por ejemplo, de tomar con la muchedumbre el cierre del Congreso, apoyado de los reservistas de Antauro Humala”, denunció Valer.


Incluso el historial de la misma Chávez Chino desmonta cualquier atisbo de unidad. A finales de mayo de este año había sido censurada del portafolio de Trabajo porque habría incentivado una protesta en Corpac en plena Semana Santa, lo cual había representado un golpe a los ingresos en pleno proceso de reactivación económica. Pese a ello, luego fue elegida para asumir el sector Cultura. Y finalmente el premierato. Y ahora se suma la investigación preliminar que le abrió la Fiscalía porque habría beneficiado con puestos a familiares de su pareja Abel Sotelo, a quien negó hasta caer en el silencio tras la circulación de un video donde ambos aparecen con gestos afectivos: un beso.


Repetimos: ¿entonces? A estas alturas del partido, la vía del diálogo ya se desgastó. Los lunares de este gobierno fueron de menos a más, sin freno. Ya nadie cree en el guion chotano de que todos son malos menos el Ejecutivo. La justicia los tiene en la mira, pero el Congreso podría adelantarse si materializa la ruta de escape: la tercera vacancia presidencial. Dicen que hay 84 votos, pero sin los 87 no tenemos nada.

 


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