Opinión

Alan García, Colchado y la mugre. Un país sin ley; por Mariella Balbi

Publicado el 22 de abril de 2024

Por Mariella Balbi, publicado en Expreso


Queda claro, luego de cinco años de su muerte, que el Presidente Alan García Pérez era un demócrata cabal, como hay pocos en la historia del Perú. También que fue inducido al suicidio y que se urdió un ‘cerco’ en Fiscalía en comparsa con el Instituto de Defensa Legal (IDL), como lo indicó claramente Jaime Villanueva, asesor de Patricia Benavides, exfiscal de la Nación defenestrada por la Junta Nacional de Justicia, quien pronto –crónica de una injusticia anunciada– será echada del Ministerio Público. Así es nuestro país sin ley.


Alan García conocía perfectamente lo politizada y sucia que era la DIVIAC, los fiscales Vela y Pérez, Pablo Sánchez, Zoraida Ávalos y compañía. Repudiaba el abuso contra el exfiscal de la Nación Pedro Chávarry, solidarizándose. Nunca iba a permitir que lo encarcelaran por politiquería de baja estofa, pisoteando su dignidad y, sobre todo, la investidura presidencial de quien llegó a ocupar en dos oportunidades el más alto cargo de la Nación. Sabía que ya había pasado a la historia, y esa era su mayor satisfacción. Estaba por encima de la mugre de esa Fiscalía y la Diviac.


Al allanamiento a la casa de García debió ir la Policía Fiscal. No ocurrió así, violándose todos los procedimientos. El jefe de la Diviac, Harvey Colchado, cobarde él, no estuvo en la intervención. Apareció más tarde, y luego dijo: “La decisión que tomó esta persona (Alan García) no me ha impactado. Frustró la intención de llevarlo a la justicia” (ja,ja,ja)…que se llegue a la verdad. Que vaya a un juicio y que se pueda defender”. Solo un psicópata podría hablar así.
García repetía que la historia era cíclica, que pasábamos por momentos de bajas para luego subir y volver a descender. Era pesimista respecto al futuro del país. Tenía razón. Después de 5 años tanto Luis Nava como Miguel Atala aún no presentan las cuentas donde dijeron le depositaron dinero a Alan García. Esa mentira fue el sustento de allanamiento. Perú, un país sin ley. Hoy sabemos que hubo una organización criminal que fraguó su detención, que lo “cercó”. Los actores están señalados. Solo hay que tirar el hilo, qué espera el Fiscal de la Nación, tan diligente con unos y tan inexistente con otros.


Sin embargo, cosas de la historia, la Presidenta Dina Boluarte será quien le quite el poder omnímodo a Colchado y la DIVIAC y esperamos que la despolitice. La Inspectoría de la Policía suspendió a Colchado e investiga al equipo de DIVIAC. La fiscal Marita Barreto, secuaz de Colchado, saltó cual ‘ninja’ a defender a sus compinches. Impidió que ingrese la policía a Diviac. No será por mucho tiempo. Barreto no es quien manda en el país. Su feudo se tambalea. De hecho, en la Policía Nacional de Perú hay mucho malestar por sus imputaciones en público de “poder corrupto” a quienes suspendieron a Colchado.


Si hubiera ley en el Perú, Barreto ya debería estar en su casa, afrontando varias investigaciones. ¿La autorizó el Fiscal de la Nación para que acusara en TV a la Policía Nacional? ¿La respalda? De lobo un pelo, reza el dicho. El estate quieto a Colchado y su organización criminal es conveniente para la democracia. Alan García, merece justicia.

 

 

 

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