Por José Antonio Torres Iriarte, abogado y analista político
Publicado en El Reporte
Víctor Raúl Haya de la Torre concibió la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) como el gran frente único de trabajadores manuales e intelectuales que debería liderar la lucha antimperialista y bregar por la unidad política y económica de América Latina en el siglo XX. La fundación del APRA un 7 de Mayo de 1924, fue un acto lleno de simbolismo resumido en un breve mensaje pronunciado por Víctor Raúl ante los jóvenes universitarios mexicanos y que fuera formalizado con la entrega de la bandera indoamericana. Haya de la Torre, que no llegaba a los treinta años en ese momento, fue capaz de sentar las bases de un gran movimiento continental que marcó la vida política latinoamericana en las siguientes décadas.
La Revolución Mexicana desde 1910 y la posterior promulgación de la Constitución de Querétaro en 1917 habían sentado las bases de un tiempo nuevo. Por otro lado, la Reforma Universitaria de Córdoba en Argentina había señalado el derrotero para las nuevas generaciones latinoamericanas ávidas por un cambio social. Víctor Raúl Haya de la Torre había sido protagonista de la jornada en defensa de las ocho horas en 1919, luego como Presidente de la Federación de Estudiantes del Perú había impulsado la Reforma Universitaria, incentivando la creación de las Universidades Populares Gonzalez Prada en el Perú. El 23 de Mayo de 1923, la gran movilización en Lima de estudiantes y obreros impidió que el tirano Leguía bajo el nombre de la "consagración del Perú al Corazón de Jesús" se valiera del sentimiento religioso del pueblo para alentar su reelección presidencial. Haya de la Torre sería deportado a Panamá, rechazando cualquier tipo de apoyo del gobierno de turno.
Cuando Víctor Raúl define "Qué es el APRA" a través de un artículo publicado en una revista londinense, cuando publica sucesivos artículos en la prensa internacional latinoamericana, se dan pasos seguros para que en 1927 se publique la primera edición de su obra auroral "Por la Emancipación de América Latina". En 1928, terminará de escribir el "Antimperialismo y el APRA", que sería publicado varios años después (1935) por la Editorial Ercilla de Chile.
Haya de la Torre tuvo claro que el APRA no podía estar adscrito a la Tercera Internacional y que la gran revolución en América Latina debía lograrse sobre la base de grandes movimientos y partidos pluriclasistas de frentes únicos. En un escenario posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando en Europa surgía el fascismo italiano y el poder británico había declinado frente al poder del imperialismo norteamericano; Víctor Raúl a lo largos años no sólo conoció de cerca la realidad mexicana, centro o sudamérica, sino que visitó la Rusia revolucionaria, la Inglaterra y sus grandes universidades como Oxford o la London School en las que estudió rigurosamente para poder con solvencia refutar la tesis leninista sobre el imperialismo. Mientras que Víctor Raúl daba vida al APRA, la primera generación del aprismo ya sea en Lima, Trujillo, Buenos Aires o París se mantenía en comunicación a través de una fluida correspondencia.
La crisis desatada en 1929 fue el preludio de cambios políticos en toda América Latina; en el Perú luego de once años el gobierno de Leguía fue depuesto por el comandante Sánchez Cerro. El acta fundacional del Partido Aprista Peruano data del 20 de setiembre de 1930 y está suscrita por una pléyade de trabajadores manuales e intelectuales. Haya de la Torre retorna luego de casi 8 años de exilio en 1931, para presidir la campaña presidencial de ese año. El APRA continental se propuso ser fuente de inspiración de grandes movimientos y partidos políticos en toda América Latina, cuestionando la organización y sumisión de los Partidos Comunistas adscritos sometidos a las directrices de Moscú. Víctor Raúl nunca transigió con ninguna dictadura y siempre cuestionó los proyectos autoritarios. En momentos en los que el imperialismo norteamericano no dudaba en respaldar o imponer dictaduras o en un contexto en el que el gigantesco Canal de Panamá se había convertido en un enclave, Haya de la Torre habló de que era imperativo ir hacía su "interamericanización" como respuesta frente al imperialismo norteamericano.
Si el imperialismo era la fase superior del capitalismo en los países desarrollados; por el contrario, era la primera fase de nuestro incipiente capitalismo en nuestros pueblos, por lo que era necesario saber tratar con el imperialismo y asegurar flujos de inversión y de innovación tecnológica. El Discurso Programa pronunciado por Haya de la Torre en la "Plaza de Acho" en agosto de 1931 no sólo desarrolló los grandes lineamientos del Programa Mínimo del APRA elaborado en su Primer Congreso Nacional de ese año, sino que constituye una pieza señera que sintetizó magistralmente los grandes conceptos doctrinarios del aprismo. Haya de la Torre lideró un partido histórico, que fue declarado ilegal o proscrito durante más de treinta años, que fue capaz de resistir a sucesivas tiranías, que tuvo que reponerse de largas carcelerías, exilios y persecuciones, para luego durante breves períodos de libertad prepararse para acometer la lucha por preservar la libertad.
Víctor Raúl Haya de la Torre fue exiliado entre 1923 y 1931. Estuvo privado de su libertad entre 1932 y 1933. Afrontó una larga persecución o clandestinidad entre 1934 y 1945. Consumado el golpe del 27 de Octubre de 1948, pasa a la clandestinidad, para un tiempo después (por decisión del partido) solicitar asilo en la Embajada de Colombia en enero de 1949. Su permanencia como asilado durante más de cinco años en la residencia de la Embajada de Colombia suscita una seria controversia internacional entre el gobierno de Colombia y la dictadura de Manuel Odria. En Colombia se sucedieron gobiernos de diferente signo político, que no dudaron nunca en defender el derecho de asilo del líder del aprismo. La Corte Internacional de Justicia de la Haya reconoció el derecho de Colombia para calificar y decidir si concedía o no asilo a Haya de la Torre. Víctor Raúl perdió su nacionalidad peruana, salió exiliado a México haciendo uso de pasaporte uruguayo e iniciando una etapa nueva de reencuentro con líderes continentales.
Su periplo en México, en Europa y los países nórdicos, en especial, le permitieron comprender mejor cómo el mundo de los años cincuenta había abierto caminos hacia la libertad, por un lado, y estaba sometido por la opresión totalitaria en la URSS y en los países de Europa del Este. Si en mayo de 1945, el aprismo se movilizó en el "Gran Día del Reencuentro" para respaldar la formación del Frente Democrático Nacional, en 1957 la movilización del pueblo aprista recibe en la Plaza San Martín a Víctor Raúl a su retorno del exilio.
La publicación de libros fundamentales como el "Espacio Tiempo Histórico" y "Treinta Años de Aprismo" renuevan el pensamiento aprista. Haya de la Torre, con Manuel Seoane, encabezan la campaña de 1962. El golpe del 18 de Julio de 1962, perpetrado por el General Pérez Godoy fue alentado por Fernando Belaunde y Acción Popular. Haya de la Torre obtuvo más votos que Belaunde en esos comicios, mientras que las listas parlamentarias apristas fueron más votadas que las de Acción Popular. El "veto militar" se hizo evidente y, ante ello, Víctor Raúl tuvo la grandeza de señalar que si "él era un obstáculo", él deponía cualquier aspiración presidencial. El golpe de Estado se consumó, las elecciones generales fueron anuladas. Los militares en el poder establecieron un nuevo padrón electoral. En las elecciones generales de 1963, Fernando Belaunde fue "llevado de la mano" por los militares al poder. La Alianza Acción Popular -Democracia Cristiana con el apoyo del Movimiento Social Progresista, del partido Comunista pro soviético vencieron a nivel presidencial.
Haya de la Torre en 1963 obtuvo más votos que en 1962 y sus listas parlamentarias alcanzaron más votos que en 1962. La tesis de un fraude electoral fue una farsa. El APRA logró la gratuidad de la enseñanza en todos los niveles e impulsó desde el Congreso la construcción de obras de infraestructura como la "Hidroeléctrica del Mantaro" o las grandes irrigaciones en el norte. El golpe militar de 1968 liderado por el General Juan Velasco, cerró el paso a una inminente victoria del APRA y Haya de la Torre en los comicios generales de 1969. La larga dictadura militar trató de poner en marcha las grandes reformas sociales, de una manera equívoca; siendo claro que durante los siete años de la dictadura velasquista, el Perú se sumó virtualmente a la órbita soviética, compró armamento, aumentó el gasto militar con miras a un eventual conflicto con Chile, se multiplicaron las empresas públicas, creció el déficit fiscal y se generaron desequilibrios en la Balanza de Pagos. En la segunda fase del gobierno militar conducido por el General Morales Bermudez, se inicia un lento proceso de retorno a la democracia. La victoria del APRA y Haya de la Torre en junio de 1978, permitió que con los 37 votos apristas y los 25 votos del partido Popular Cristiano liderado por Luis Bedoya Reyes, Víctor Raúl fuera elegido presidente de la Asamblea Constituyente.
Haya de la Torre en la etapa final de su vida es reconocido por sus adversarios de ayer. El gobierno militar le concede la "Orden del Sol" como gesto de reconocimiento y tratando de poner fin a largos desencuentros producidos entre los militares y el aprismo. Víctor Raúl suscribe la autógrafa de la Constitución de 1979 (pocos días antes de su muerte) en Villa Mercedes.
Haya de la Torre, nacido en 1895, muere un 2 de agosto de 1979, generando una gran conmoción nacional. El grito de "Haya Presidente" pronunciado por un pueblo que lloraba su muerte, no sólo era un grito de dolor, sino también de esperanza. Cuando Víctor Raúl Haya de la Torre cumplió 81 años, en el último Día de la Fraternidad que presidió en Alfonso Ugarte, manifestó una frase inolvidable: "Viva la Vida y después de la muerte Viva la Revolución Aprista". La revolución aprista en tiempos en los que la innovación tecnológica prima en el mundo debe recoger los grandes propósitos que animaron al aprismo desde su fundación. Afirmar la libertad frente a cualquier atisbo de dictadura.
Haya de la Torre educó al pueblo, sin caer en la demagogía y la promesa fácil. Desde las Universidades Populares Gonzalez Prada, tuvo como objetivo que la educación se universalice y los Derechos Humanos sean la Carta Magna de los pueblos en busca de su libertad y bienestar. Los militarismos y las oligarquías en el Perú impidieron que llegara a la presidencia de la República; sin embargo, sus más de veinte obras publicadas, sus centenares de artículos publicados en las revistas más importantes del continente, influyeron en las jóvenes generaciones latinoamericanas. El Programa Máximo del APRA expuesto en 1926 y los conceptos fundamentales de su doctrina marcaron el derrotero de los partidos que llegaron al poder en más de una oportunidad. Liberación Nacional en Costa Rica con José Figueres lideró la gran revolución de 1948, estableciendo la gratuidad de la enseñanza, la seguridad social universal, defendiendo el país de cualquier tiranía. Costa Rica sigue siendo un referente en Centroamérica. Acción Democrática en Venezuela con Rómulo Betancourt, Rómulo Gallegos, Jaime Lusinchi y Carlos Andrés Pérez entre otros fueron protagonistas a mediados de los cuarenta y luego en 1958 pusieron fin a la dictadura de Pérez Jiménez, sentando las bases de un proceso de cuarenta años de democracia, que tuvo su fin con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1998. El Partido Revolucionario Dominicano, el Frente Sandinista de Liberación Nacional en su etapa de insurgencia a mediados de los setenta estuvo vinculado al aprismo histórico. Hoy, Nicaragua está sumida en una dictadura en manos de Daniel Ortega. El presidente Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz en Guatemala se nutrieron del aprismo, como ocurrió durante el proceso que tuvo su fin en la firma del tratado Carter-Torrijos (1977) que permitió que a partir del año 2000, Panamá ejerza plena soberanía sobre el Canal de Panamá.
Haya de la Torre nunca pretendió ser un líder mesiánico, ni se propuso ejercer control o direccionamiento sobre otros partidos y movimientos. Por otro lado, un partido hegemónico como el PRI de México, se aproximó siempre al APRA Continental. Un líder de la talla de Eliécer Gaitán como integrante del Partido Liberal, siempre estuvo cerca a la línea de pensamiento de Haya de la Torre. Gaitán fue asesinado en 1948, dando inicio a una etapa de violencia política inusitada en todo Colombia. Izquierda Democrática en Ecuador con el presidente Ródrigo Borja. El partido Socialista en Chile, en el que militó Salvador Allende y connotados líderes de ese partido siempre reconocieron en Haya de la Torre al gran pensador latinoanericano. Es verdad que cuando la Unidad Popular llega al gobierno en Chile en 1970, se produce un proceso de radicalización que tuvo su trágico desenlace en el golpe del 11 de septiembre de 1970. Por su parte, el MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario) en Bolivia lideró la gran revolución de 1952 que significó un cambio cualitativo para el país altiplánico.
Haya de la Torre desde presidente de la Federación de Estudiantes del Perú visitó Santiago, Buenos Aires y Montevideo, habiendo publicado columnas y libros en las más importantes editoriales de esos países. El exilio aprista en Santiago, Buenos Aires, La Plata y Montevideo permitieron en el tiempo la difusión de ideas y propuestas. Manuel Seone, Luis Alberto Sánchez y Luis Heysen, entre otros, influyeron en el campo académico y político. El APRA Continental próxima a cumplir 100 años, merece ser vista como el gran movimiento y semilla de partidos políticos defensores de la libertad frente a las tiranías en toda América Latina. El APRA debe ayudar a construir en el Perú, una democracia social de Pan con Libertad. El aprismo continental debe renovar su mirada y señalar el camino y derrotero a los pueblos de América Latina. En tiempos del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, es necesario comprender que la lucha por la libertad no tiene fin.
Fuente: CanalB
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