El Reporte

Amnistía a favor de la violencia

Publicado el 26 de mayo de 2023

Fuente: EL REPORTE


El futuro inmediato podría estallarnos en la cara después que varias organizaciones relativizaran la violencia de los manifestantes. La última en alimentar esta narrativa, que calza con la del golpista Pedro Castillo, fue Amnistía Internacional. Estos días difundieron un informe donde indicaron que todas las instituciones democráticas, incluidas las fuerzas del orden, fueron una máquina represora contra los justicieros que salieron a desconocer la caída del profesor chotano, a exigir un adelanto de elecciones, una asamblea constituyente. Y todo esto en base a una estratégica distribución que se tradujo en la toma de aeropuertos, en la destrucción de espacios públicos, en el ataque a policías y militares, en el cargamontón a sus paisanos que no se unían, y mucho más. Esto, por supuesto, no representa ningún atisbo de beligerancia ni de irrespeto al Estado Derecho. Y lo peor es que lanzan este torcido formato de amonestación con aires de agitación a puertas de la Tercera Toma de Lima. ¿Cuál es el mensaje?

 

El documento que compartieron fue denominado “Racismo letal. Ejecuciones extrajudiciales y uso ilegítimo de la fuerza por los cuerpos de seguridad de Perú”. Una vez más este es el eje para acusar al gobierno de tener una especie de rivalidad contra los peruanos que viven provincia, discurso idéntico al del golpista. En este material mencionado que el plan era reprimir a los protestantes por su origen. “En Lima el número de manifestaciones y eventos violentos fue similar al de otras regiones, sin embargo, en la capital los funcionarios del orden no utilizaron fuerza letal y sólo se registró una persona fallecida”, se lee.

 

Aparte de ello cuestionan también la forma en la que el Estado actuó. “(El Estado) respaldó y justificó de forma consistente el actuar de las fuerzas del orden a pesar de la evidencia que cada día era más patente respecto al actuar ilegítimo de éstas”, se vuelve a leer. Asimismo, señalaron que las autoridades tuvieron una “narrativa” que “estigmatizaba” a los violentistas. “La narrativa del Estado estigmatizó a los manifestantes como terroristas y violentos, abonando a la escalada de violencia y alentado a la fuerza pública a seguir actuando de la misma manera”, agregan en el documento.

 

Sin embargo, no hay una sola línea respecto de la toma de los cinco aeropuertos de forma sincronizada, ni de la destrucción de casi un centenar de oficinas públicas, ni muchos menos del suboficial Soncco (incinerado vivo); tampoco se menciona que las manifestaciones no fueron pacíficas y punto. Y por supuesto, no se mencionó la muerte de los seis soldados en Puno. Eso no existe, ellos no tienen derechos para Amnistía.

 

En el informe también hacen un análisis “étnico-racial” de los asesinados. En ese capítulo se hace referencia al hecho de que los fallecidos eran personas inocentes, estudiantes, etc., y sobre todo que tenían un origen provinciano. Sin embargo, omiten decir que los policías o militares que los habrían asesinado también tenían un origen andino. A su vez, critican el discurso de Boluarte, cuando ella también tiene origen provinciano y quechua pues es apurimeña de nacimiento.

 

Por último, una cuestión que se debe enfatizar y que está presente en la parte final del informe es la responsabilidad que buscan imponerle Boluarte. Es muy similar al caso de Alberto Fujimori en el caso de “Barrios Altos” o “La Cantuta”. Mencionan que la actual mandataria tendría “conocimiento” de los asesinatos extrajudiciales y por ello debería ser juzgada. Otra vez la falsa cantaleta de la autoría mediata.

 

“Existen indicios de que las autoridades sabían o debían saber que estaban ocurriendo los hechos. Esto no supone únicamente advertir en tiempo real la existencia de hechos ya que no es necesario que el superior tenga detalles específicos de los actos ilícitos cometidos o que están a punto de cometerse, sino que basta con tener alguna información general en su poder que le notifique sobre posibles actos ilícitos de sus subordinados”, se lee.

 

Este direccionamiento es como el de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la OEA y como el de Human Rights Watch. Ellos seguirán relativizando la violencia para generar lo que quieren al unísono con los violentistas: la asamblea constituyente. Que la falsa “paz” que se vive actualmente no relaje la verdadera lucha patriótica.

 

 


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